Poesía infantil: El niño y la luna
Precisamente esta es una buena semana para volver a colocar en nuestras estanterías imaginarias, sobre la mesa llena de libros y magdalenas o colgando de las cortinas como estrellas mágicas, a la, a veces olvidada, poesía. Y es que no debemos olvidar que todo cuanto nos rodea está lleno de elementos fantásticos con los que poder evocar un buen poema. Sólo se trata de mirar la vida con otros ojos, quizás con los de aquellos niños que fuimos y que, seguro, aún intenta vivir en nuestro corazón.
Ya hemos visto, en ocasiones anteriores, como los poetas son expertos en sacar a pasear a su niño. Aunque muchos de ellos los conocemos por su producción poética para adultos, es cierto que siguen apostando por los versos infantiles, quizás como reafirmación de aquel paraíso perdido.
En esta ocasión os traigo un poema del cubano Mariano Brull que pasó su infancia viajando debido a la profesión de su padre, que era diplomático. Así sus versos están llenos de vida y movimiento, enriquecidos por una multitud de culturas por las que transcurrieron sus primeros años.
EL NIÑO Y LA LUNA
Para Jorgito Mañach y Baños que, de niño, le gustaba jugar con la luna
La luna y el niño juegan
un juego que nadie ve;
se ven sin mirarse, hablan
lengua de pura mudez.¿Qué se dicen, qué se callan,
quién cuenta una, dos y tres,
y quién tres y dos y uno
y vuelve a empezar después?¿Quién se quedó en el espejo,
luna, para todo ver?
Está el niño alegre y solo;
la luna tiende a sus piesnieve de la madrugada,
azul del amanecer;
en las dos caras del mundo
—la que oye y la que ve—
se parte en dos el silencio,
la luz se vuelve al revés,
y sin manos, van las manos
a buscar quién sabe qué,
y en el minuto de nadie
pasa lo que nunca fue…El niño está solo y juega
un juego que nadie ve.
Poema | Mariano Brull
Dibujo | Boletín contactando