Perfeccionismo en niños: 10 consejos para identificarlo
El peso del perfeccionismo no solo condiciona la capacidad de felicidad de los adultos, sino que esta exigencia también afecta a los niños. En El Blog Infantil compartimos algunas reflexiones para observar este comportamiento.
1. Deseo de aprobación constante
Un buen resultado, con frecuencia, produce el efecto agradable del reconocimiento o un elogio. Sin embargo, conviene no condicionar una experiencia al deseo de recibir admiración.
De lo contrario, la frustración aumenta cuando algo que se había dado por hecho, no se produce realmente. El perfeccionismo en los niños se manifiesta, entre otros signos, a través de esta búsqueda de aprobación en el ámbito escolar y en el hogar.
2. Altas expectativas
En el apartado previo, hemos puesto el foco de atención en los resultados. Pero conviene añadir que el perfeccionismo se encuentra en el origen de una acción cuando las expectativas son casi siempre elevadas.
Esa previsión se convierte en la medida desde la que el niño interpreta después la realidad del proceso vivido. Y, desde este punto de vista, un buen resultado parece no serlo tanto porque se percibe, precisamente, desde la exigencia.
3. Búsqueda de la zona de confort
Ningún ser humano tiene la capacidad de lograr con el mismo nivel de excelencia todos los objetivos que se marca. Y, sin embargo, eso no implica que alguien deba renunciar a la posibilidad de adentrarse en actividades que no domina tanto. Pues bien, un niño perfeccionista se exige mucho a sí mismo, pero suele centrarse en aquellos temas en los que se siente seguro. Por el contrario, puede llegar a evitar aquellas actividades en las que no se acerca a sus expectativas.
4. Orden
Un niño perfeccionista también puede mostrar un interés especial por el orden. Este es un aspecto que resulta positivo siempre que no llegue a desbordarle.
5. Insatisfacción
Este no es un sentimiento permanente. Sin embargo, sí puede ponerse de manifiesto en distintos momentos. Por ejemplo, un niño puede sentirse de este modo si un compañero obtiene mejores notas.
El propio alumno perfeccionista llega a experimentar este malestar sin tener un motivo objetivo para ello. Así ocurre cuando, a pesar de haber logrado sus metas, no valora realmente aquello que ha conseguido.
6. Visión negativa del error
El error forma parte del propio proceso de aprendizaje, sin embargo, esta experiencia llega a condicionar la capacidad de disfrutar en esta etapa.
7. Competitividad
Este es otro de los gestos que puede manifestar aquel que, además, siente una elevada frustración ante la derrota. De hecho, puede ocurrir que un niño se quede estancado en un fracaso y evite volver a intentarlo.
8. Gestión del tiempo
El perfeccionismo tiende a afectar a la organización del tiempo porque el protagonista se detiene tanto en algunos aspectos, que eso le lleva a posponer otras cuestiones.
9. Una exigencia sin límites
El deseo de hacer algo bien no se concreta en un esquema en el que la exigencia siempre invita a ir más allá en términos de esfuerzo y resultado. El perfeccionismo no solo da lugar a interpretaciones sobre la realidad que carecen de objetividad, sino también a valoraciones sobre uno mismo que son fruto de este patrón de comportamiento.
10. Una autoestima que se debilita
Es decir, tiende a identificarse con los resultados externos. De este modo, cuando no logra el fin que se había propuesto, su valoración sobre sí mismo queda condicionada por esta circunstancia. Lo mismo ocurre en la situación opuesta. Y esta perspectiva aumenta el nivel de vulnerabilidad de una autoestima que se debilita.
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