El paso de la habitación del bebé a la habitación del niño (I)
Como se ha mencionado ya en anteriores artículos, la habitación para un bebé no necesita demasiado mobiliario, buscando tener mayor espacio disponible además de facilitar la limpieza y el orden; todos los elementos, colores y decorados de la habitación del bebé fueron elección de sus padres, pero cuando el pequeño empieza a crecer, mostrará mayor afinidad por colores, personajes y artículos, que deseará tener en su espacio para personalizarlo y hacerlo suyo.
Muchos niños se sienten más a gusto en la habitación de los padres, quieren estar allí, dormir allí y les cuesta trabajo conciliar el sueño en su propia habitación o sentirse cómodos en la misma para jugar, a menos que estén acompañados. A medida que el pequeño personalice su espacio sentirá mayor gusto por él, sabrá dónde están sus cosas, ordenará y distribuirá el espacio a su gusto.
El cuarto del niño estará cargado de más ropa, más libros, más juguetes y pertenencias y demanda un mejor manejo del espacio, para que no esté todo colgado, desordenado o el pequeño no tenga donde jugar a gusto; deben incluirse nuevos muebles como cajones, estantes o baúles, donde puedan acomodarse los juguetes y demás artículos del niño, siempre teniendo en cuenta que sus elementos favoritos estén más a mano.
Pasar a una cama más grande, que reemplace la cuna, costará trabajo al principio, pero luego le gustará mucho; si se movía mucho en la cuna, es mejor utilizar espumas o protectores laterales, como almohadones, para impedir que el pequeño ruede y se caiga de la cama, mientras se acostumbra.
También es recomendable establecer una mesa o superficie para sus manualidades; por otra parte, no se aconseja tener un televisor u ordenador en el cuarto del niño, procurando que la habitación se mantenga como un lugar tranquilo para dormir y jugar. Los expertos dicen que estos artículos producen muchas radiaciones además de alejar a los niños del ambiente social familiar.
Vía l Guía infantil