Pasaron los nueve meses y llegó el gran momento (II)

Pasaron los nueve meses y llegó el gran momento (II)

Escrito por: Leticia   @leticiadelpino    22 julio 2009    2 minutos

Te seguimos contando que hacer cuando llegue ese gran y esperado momento del parto.

En el momento de la internación te van a controlar la presión, la temperatura y el pulso. También te examinaran la vagina para verificar el estado de tu cuello del útero y observaras si tu hijo se encuentra encajado en el canal pelviano. Por lo general, todos estos controles se realizan en la guardia de la maternidad. Cuando empieza el trabajo de parto vas a permanecer en la sala de preparto o de dilatantes. En ese momento estarás acompañado por el equipo de salud y tu pareja o algún familiar. Cuando tu médico lo crea necesario te llevarán a la sala de partos.

El monitoreo resulta útil para controlar la vitalidad del bebe en las últimas semanas de gestación o bien cuando estés en el trabajo de parto. Por medio de los movimientos fetales y del comportamiento de los latidos cardiacos es posible establecer el grado de oxigenación que existe entre vos y tu bebé.

Con respecto al enema, te podemos decir que hace tiempo era normal que durante la internación se realizara un enema de rutina. Afortunadamente, esta costumbre cayó en desuso. No obstante, hay lugares en los que los médicos continúan con esta antigua práctica.
Si no te realizas un enema, debes saber que la presión que el bebé ejerce sobre el ano en el momento de la expulsión, sumada a la fuerza de los pujos puede provocar una deposición. Pero a no asustarte, se trata de un hecho totalmente normal y que no debe darte vergüenza.

El rasurado es otra de las costumbres que ya no se usan más. Antes se consideraba más higiénico, pero en la actualidad, cuando el parto es vaginal casi no se realiza. De acuerdo con la opinión de los infectólogos se trata de una práctica desaconsejada, porque deja poros abiertos que pueden convertirse en la puerta de entrada de gérmenes.

¿Cómo se aplica la anestesia peridural? Después de higienizarte la zona lumbar, con un antiséptico, te van a pedir que te sientes o te acuestes de costado en una camilla, con la espalda encorvada de manera que las vértebras queden bien expuestas. Después te pincharan con una aguja para colocarte un catéter (un tubito plástico) por medio del cual te van a inyectar el analgésico. A los 5 ó 10 minutos ya empezará a surgir efecto.

Fuente | Ahora mamá

Reportajes