El parto velado o nacer sin romper aguas
Se llama parto velado a cuando el bebé nace sin haber roto la bolsa en la que está alojado, lo que se conoce como romper aguas. No suele ser muy habitual, ya que según los datos de los que se disponen, sólo ocurre una vez cada 80 mil, pero resulta especialmente curioso, y muy emocionante, disfrutar de esa visión, casi milagrosa, que nos ofrece un nacimiento muy especial.
Durante los nueve meses el bebé está creciendo en la bolsa amniótica flotando en el líquido que le aporta todo lo necesario para su supervivencia. Cuando el momento del nacimiento se acerca, el bebé ejerce una presión sobre esta bolsa rompiéndola y dejando que ese agua se escape provocando lo que se conoce como «romper aguas», lo que indica que el nacimiento está cerca. Pero ¿y si no sucede este hecho?
El que el niño nazca dentro de la bolsa amniótica no tiene ninguna repercusión en su salud ni en la de la madre, de hecho, según la creencia popular, estos bebés nacen rodeados de un halo de buena suerte. Pero que el niño esté dentro de la bolsa fuera del cuerpo materno sólo es durante unos segundos ya que será el médico o la matrona los encargados de romperla. En ese instante es cuando ya empieza a respirar y adaptarse a su nueva forma de vida.
Según la leyenda que circula por la sabiduría popular, los niños que nacen bajo parto velado, o también conocido como en mantilla, son poseedores de poderes extraordinarios o protegidos por los dioses, aunque si nos referimos al primer hecho histórico conocido, nos lleva hasta el siglo III y al emperador romano Antonius Diadumenianus que, aunque nació con este tipo de parto, su suerte no fue especial, murió asesinado siendo muy joven.
Vía | El diario del bebé
Foto | Flickr – Germán Tenorio
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