De padres sonámbulos, hijos sonámbulos
En los últimos tiempos estamos comprobando como la herencia genética es mucho más importante de lo que pudiera parecer a simple vista. Pequeños o grandes problemas físicos, psíquicos o de comportamiento, pueden tener su origen en los genes que legamos a nuestros hijos.
Según un estudio que acaba de realizarse en Canadá, se ha descubierto que aquellos niños nacidos en familias con antecedentes de sonambulismo, tienen muchas más probabilidades de padecerlo, sobre todo si se presenta en ambos progenitores.
El sonambulismo es un trastorno del sueño que se puede dar durante la infancia y que, en muchos casos, desaparece durante la adolescencia. Sin embargo reaparece, incluso con más fuerza, a lo largo de la edad adulta. Lo que no sabíamos hasta ahora es que este trastorno pudiera ser una herencia que dejar a nuestros hijos, sobre todo cuando se presenta en el caso de ambos progenitores.
En el estudio desarrollado en Cánada, y después de haber analizado a casi dos mil niños y sus familias, se ha podido comprobar que la incidencia del sonambulismo de los niños sin antecedentes familiares era del 22,5 por ciento; en aquellos en los que sólo un progenitor lo padecía, del 47,4 por ciento; y la cifra aumentaba para los que los dos lo eran, llegando al 61,5 por ciento.
También se comprobó que, si bien el sonambulismo era una herencia genética, no lo eran los terrores nocturnos, muy habituales entre los niños durante sus primeros años. El sonambulismo puede aparecer a partir de los dos años y hasta los 13, más o menos. Entre todos los niños estudiados la incidencia fue del 29 por ciento, aunque en la mayoría desaparece al llegar la adolescencia.
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Foto | Notitarde