Oruga procesionaria: una plaga del bosque peligrosa para los niños

Oruga procesionaria: una plaga del bosque peligrosa para los niños

Escrito por: Macarena   @Macarenagonzal    22 marzo 2015    5 minutos

Junto a las imágenes que acompañan este post debería aparecer la leyenda “pueden herir la sensibilidad del lector”; en verdad creo que hay pocos seres en la naturaleza más repulsivos que la oruga procesionaria. Sin embargo conviene que estemos avisados, y más teniendo en cuenta que hoy en día, la falta de contacto con el medio natural, dificulta el conocimiento del mismo.

Como supongo sabréis, es en Primavera, cuando eclosionan los huevos de esta oruga, que es en realidad una plaga para las pinadas de nuestro país, y un riesgo de moderado a grave para las personas que entran en contacto con los pelos urticantes en forma de arpón de estos “bichos”.

Y si para nuestros hijos es peligrosa (la Procesionaria), para los perros puede llegar a ser letal, así pues, ¡mucho cuidado también con las mascotas!

Imagino que cuando se conocen los estragos que cualquiera de estos ejemplares puede llegar a causar en la salud, es cuestión de verlas desfilando, o moviéndose dentro de los bolsones que las albergan, y mantenerse alerta. Pero claro, entiendo también que una oruga cubierta de pelitos, puede llegar a despertar la curiosidad en pequeños humanos, o canes de cualquier edad. Y aquí radica precisamente el mecanismo más eficaz que tenemos para – a nivel individual – protegernos: evitar el contacto con los animales.

Pero no sólo se trata de no tocar a estas orugas, puesto que si nuestra piel entra en contacto por alguno de sus lugares de paso (el tronco del árbol, el suelo), podemos tener también algún tipo de reacción. A mí me pasó con sólo sentarme en un banco de piedra por el que habían pasado: apoyé las manos y… ; era de noche y no vi el rastro para mí ya inconfundible porque en mi niñez había tenido experiencias desagradables.

Primum non nocere

Esta frase, en realidad, es de aplicación en el campo de la medicina y otras ciencias de la salud, se atribuye a Hipócrates. Pero una variación de la misma nos podría llevar a adaptarla de manera que “primero evitar el contacto”.

No he aclarado antes que cada una de estas orugas pueden llegar a tener 500.000 pelitos urticantes, sobre los pliegues de su piel. Todos ellos son tóxicos y alergenos, estos animales son capaces de liberar los pelos al aire si se ven amenazadas. No es un ataque, pero como si lo fuera, de hecho, sin tocar una oruga, puede llegar hasta la piel de los niños el alergeno (solo con que haga un poquito de viento…).

Es de gran importancia, por lo tanto saber reconocer los bolsones en los pinos (primera imagen), y a las orugas (segunda imagen), para evitarlas nada más las veamos. Por supuesto nada de tocar troncos de pino dónde haya procesionaria, o intentar cogerlas con los dedos.

La reacción normal sería una dermatitis tóxica que irrita la piel, ¡y hace lo propio con las mucosas si el niño la toca y se lleva las manos a la boca u ojos! Las lesiones más graves serían conjuntivitis y urticaria con habones.

procesionaria

¿Por qué os cuento esto?

Bueno, ya he comentado que es en la Primavera cuando salen de los huevos, y tras alcanzar el tamaño adecuado, bajan del árbol para enterrarse. Y es en esta estación cuando empieza a apetecernos pasearnos por el monte.

Esta especie era más típica de la zona Mediterránea, pero el cambio climático ocasiona que la zona de afectación se haya ampliado hacia el Norte (el frío dificulta su supervivencia). Un trabajo publicado en Contact Dermatitis, sobre reacciones cutáneas a la procesionaria del pino, señalaba que ocasiona urticaria al 12 por ciento de las personas que viven en zonas rurales, y el cuatro por ciento de los habitantes de ciudades. Se refieren en todo momento a población adulta, pero los niños tienen la piel muy sensible, por eso las recomendaciones van dirigidas siempre en primer lugar a ellos.

Mirad, hay casos en los que la reacción es leve, o desaparece pronto, pero el contacto puede ocasionar también un cuadro grave. En cualquier caso convendría visitar al médico si el niño refiere molestias intensas y persistentes, por nuestra parte, podemos (para aliviar) aplicar frío, sin dejar de consultar a un profesional de la salud.

La procesionaria y nosotros

No me refiero sólo a la afectación a nivel individual, pues resulta que esta plaga, en términos de daños al bosque, parece ser superada sólo por los incendios forestales. Poco a poco va dejando a los árboles muy débiles, de manera que quedan más vulnerables a otras plagas.

Pensad que no sólo hay pinos en los bosques: colegios, parques públicos, e incluso domicilios particulares con extensión de terreno… Es tarea de las autoridades controlar esta plaga – y no me recrearé en este aspecto – nosotros podemos, y debemos, mantenernos informados para (como he dicho) evitar el contacto.

No os he dicho que estas orugas forman largas hileras, en una disposición que para ellas supone evitar a sus depredadores naturales (algunas especies de aves)

Como habéis leído al principio, son peligrosas para humanos, y muy peligrosas para perros, así que llevad atados a los vuestros cuando transitéis por una zona con procesionaria, porque a nuestra mascota no la podremos convencer de que no se meta en la boca uno de estos animalitos que desfila junto a cientos de compañeros por el suelo.

Fotos | Flickr – Ferran Pestaña, Flickr – Javier Lastras

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