Obstrucción del lagrimal del bebé
Que un recién nacido tenga el lagrimal obstruido es algo que ocurre con relativa frecuencia. Es congénito cuando el pequeño no lo tiene completamente desarrollado al nacer. El conducto lagrimal drena lágrimas desde la superficie del ojo a la nariz. Hablamos de las lágrimas que mantienen la humedad de los ojos. Cuando el conducto está obstruido, se quedan estancadas y producen molestias y legañas que pueden infectarse.
Lo que nos puede hacer sospechar es que el niño tega legañas húmedas y que le caigan lágrimas por las mejillas. Aunque nosotros no lo detectáramos, el pediatra en la revisión sí lo hará.
El primer tratamiento que nos indicará el médico es poner un colirio al bebé para tratar la infección. También tendremos que darle masajes en el conducto para intentar que se abra y drene correctamente. El masaje se da justo debajo del ojo donde se une con la nariz. Con firmeza pero sin hacer daño al bebé, masajeamos en círculo primero en un sentido y luego en el otro. Es preferible hacerlo con una gasa esteril por la cercanía al ojo.
No es fácil dar los masajes al niño, hay que hacerlo varias veces al día durante unos cinco minutos cada vez. Yo solo lo conseguía cuando estaba profundamente dormida. Si los masajes no funcionan, el pediatra nos remitirá al oftalmólogo para que valore la posibilidad de abrirlo quirúrgicamente. Es una operación ambulatoria que dura unos 15 minutos y que en el caso de los adultos se lleva a cabo en la misma consulta, pero con los niños al no poder mantenerlos quietos, tiene que ser en quirófano con un poquito de anestesia.
A los pocos minutos de salir del quirófano el niño ya se ha olvidado de la experiencia. Durante el mes siguiente hay que continuar con los masajes para que el conducto se mantenga abierto. En algunas ocasiones el conducto vuelve a obstruirse y hay que volver a realizar el mismo proceso.
Más información | Clínica Oftalmológica Dr. Soler