Objetos de consuelo
Es ese osito blanco, que está todo babeado y arrastrado por toda la casa, o esa mantita de la que nunca se desprenden, o ese juguete roto y sucio que siempre llevan consigo. Son elegidos como objetos de consuelo u objeto de transición (como se llama más certeramente).
Si bien es cierto que el objeto consuela lo cierto es que la función real de este objeto es la de acompañar al niño en el paso de una etapa de dependencia emocional a una etapa de madurez.
En el primer año de vida, el bebé piensa que él y su madre son una sola persona. Así lo vivió dentro del útero y además, ella es realmente sus manos y sus pies los primeros meses. Pero con el tiempo el bebé crece y se va dando cuenta que es un ser diferente a mamá. Es como perder parte de sí mismo y esto le puede generar tristeza y ansiedad. Y para sentir que puede desenvolverse solo en el mundo escoge un objeto de transición que lo ayudará en esta difícil tarea.
En ciertos casos, la madre es el objeto de transición. Si puede permanecer la mayor parte del tiempo con el niño, quizá sea ella la que lo acompañe en el difícil camino de abandonar la unidad bebé – mamá. Pero esto no siempre es posible y, de hecho, pocas veces lo es. Mamá no puede estar las 24 horas. De noche, por ejemplo, el pequeño se queda solo por muy acompañado que pase el día.
Vía | Ahora Mamá
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