Nuevas tecnologías: ¿Cuál es la diferencia entre uso o abuso?

Actualmente, la tecnología está totalmente instalada en el estilo de vida familiar de muchos hogares. En torno a esta realidad surgen muchas reflexiones y debates. ¿En qué momento se convierte en perjudicial? ¿Cómo proteger a los niños de la dependencia que puede llegar a producir? ¿Cuál es el valor del ejemplo personal en la educación que acompaña a las competencias tecnológicas? La tecnología en sí misma no es buena o mala en términos absolutos (ese tipo de reduccionismo muestra una conclusión excesivamente general).

El matiz que surge en torno a la utilización de la tecnología puede establecerse a partir de dos conceptos principales: uso y abuso. El uso de la tecnología muestra una utilización puntual, moderada y equilibrada de los medios disponibles. Su uso está motivado por un objetivo concreto.

Uso, abuso o adicción hacia la tecnología

Sin embargo, la relación con la tecnología también puede ir un paso más allá del uso puntual, aquel que no produce un problema a corto plazo. En ocasiones, el uso deriva en un abuso, es decir, en la costumbre de estar muy pendiente de aspectos relacionados con la tecnología. Así sucede cuando el ordenador, el teléfono móvil o la Tablet adquieren cada vez más presencia en la rutina diaria.

Pues bien, también es posible experimentar un mayor nivel de dependencia en torno a la tecnología como muestra la adicción. La tecnología es positiva en numerosas situaciones y ejemplos. Pero también plantea un potencial adictivo que, por sí mismo, supone un riesgo para el ser humano. Conforme aumenta el nivel de dependencia hacia un medio específico, se produce un impacto negativo en la propia rutina personal. Es decir, es un hecho que interfiere en los hábitos y en la salud.

¿Por qué es importante la supervisión en el uso de la tecnología?

A veces, modifica el descanso o las expectativas personales. También influye en la propia atención (que gira con frecuencia en torno al deseo de utilizar la tecnología). Por tanto, el acompañamiento y la supervisión en el uso de la tecnología son esenciales para educar a los niños en valores que potencian la utilización responsable de los medios que tienen a su alcance.

Sin embargo, la tecnología está tan integrada en el estilo de vida adulto que, a veces, padres y madres pueden no ser del todo conscientes sobre si ellos mismos utilizan en exceso las pantallas. Por esta razón, la diferenciación en torno al uso y el abuso puede ser útil para cualquier adulto, pero también para familias y educadores.

El uso, el abuso o la adicción también puede estar presente en otras realidades que presentan su propio potencial adictivo en la adolescencia o en la etapa adulta. Sin embargo, esa diferenciación puede pasar más desapercibida a simple vista en la tecnología, sencillamente, porque se utiliza con la máxima sencillez en el día a día. Pues bien, recuerda que el buen uso no tiene nada que ver con el abuso. Y este último, a su vez, reduce la distancia con la dependencia.

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