No sin mi osito
Alrededor de los nueve meses, algunos bebés, empiezan a prestar una especial atención a un determinado objeto, hasta convertirlo en parte de su vida. El psiquitra Donald Winnicott, los denominó objetos de transición.
En su mayoría son cosas de textura suave que sirven al niño para sentirse seguro y expresar sus sentimientos y emociones. El bebé elige el que quiere entre todos los peluches, mantitas o juguetes que ponemos a su alcance, y no se guía por cuestiones estéticas.
Tenemos que tener presente que para el bebé cuando es pequeñito el olfato es muy importante, por lo que limpiaremos el objeto solo cuando sea extrictamente necesario. Según se haga mayor el niño, utilizará otros sentidos para relacionarse con él, pero tambien será más dificil separarles. En este caso hay que pasar un poco por alto la higiene en beneficio de la tranquilidad del pequeño.
Con el tiempo y según avance su desarrollo, el bebé irá dejando de lado a su compañero de manera natural. Y casi seguro que nosotros se lo guardaremos para enseñárselo cuando sea mayor.