Niños repelentes en una cafetería de Logroño
En los últimos tiempos parece que se ha puesto de moda que los niños sean seres indeseables en algunos establecimientos públicos. Hoteles y restaurantes sin niños, medios de transporte solo aptos para adultos… El turismo o el tiempo de ocio, se está acotando tanto que las familias vamos a tener que salir con un mapa del itinerario donde los niños puedan tener cabida. Algo impensable hace unos años.
Este no es el caso del tema que hoy os traemos. Esta cafetería de Logroño admite perfectamente a los niños, de hecho pueden ser su mejor clientela siempre que la visiten con buen apetito. El problema es que ha saltado a las redes sociales por un hecho un tanto lamentable. A una de sus camareras se le ocurrió escribir en el ticket de la consumición: «niños repelentes», refiriéndose a los dos peques que acompañaban a la familia.
La familia ha interpuesto una demanda
La familia, junto a los abuelos y un tío, decidió tomar su desayuno en una céntrica cafetería de la ciudad de Logroño. Los dos niños cuentan con nueve años y parece que todo transcurrió normalmente hasta que llegó el momento de pedir la factura. Junto a las consumiciones: cafés, leche, bollería, cacao, zumos…, lo típico para un buen desayuno, aparece una singular frase escrita en bolígrafo: «Niños repelentes».
Los padres pidieron de inmediato el libro de reclamaciones para reflejar, con detalle, su queja, aunque lejos de lo que pudiera parecer como más natural: abuso de los precios o alimentos de mala calidad, su reclamación era otra, y para ellos mucho más grave: haber insultado a sus hijos.
La dueña del establecimiento dice que fue una broma
La dueña de la cafetería, a tenor del gran revuelo que ha ocasionado esta noticia ya que ha conseguido hacerse viral en las redes sociales, ha salido a defender a sus empleadas, comentando que se trataba de una broma sin mala intención y con la que no querían ofender a los pequeños. Pero ¿resulta un buen comportamiento un gesto así? Es inevitable que entre los trabajadores de cualquier establecimiento público se hagan comentarios sobre los clientes pero ¿por qué hacerlo tan evidente y más tratándose de niños?
En cualquier caso, y puesto que Logroño es una ciudad no demasiado grande, la cafetería ha quedado bastante perjudicada, a tener de lo que dice su dueña que se siente, incluso, «acosada».
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