Cuando el niño no quiere comer en la escuela

Cuando el niño no quiere comer en la escuela

Escrito por: Sacra    20 septiembre 2012    2 minutos

Dale un tiempo para que se adapte y tome confianza con los compañeros y monitores de comedor

Comer en la escuela es una tarea más para aprender dentro del plan educacional que se le plantea a los niños. Aunque no todos lo hacen, si son un número elevado de padres, que bien por trabajo, discrepancia de horarios o lejanía del centro escolar, los que deciden que su niño debe quedarse en el comedor del colegio. Algo que no es recibido por todos igual.

Si bien a la larga llega a ser una experiencia positiva y muy agradable, al principio necesitan de cierto tiempo de adaptación. Ahí es donde los padres y los monitores de comedor, deben poner su máxima atención (y grandes dosis de paciencia) para que el pequeño acabe aceptando de buen grado este nuevo cambio en su vida.

No debemos olvidar que hay niños que, desde muy pequeños, ya muestran una fuerte personalidad a la hora de elegir su menú, aceptando o rechazando aquellos alimentos que les ofrecemos y que, por regla general, son los más beneficiosos. Pero es alrededor de los 6 años cuando los niños se vuelven más selectivos. Empiezan a rechazar lo que hasta entonces les parecía bueno (especialmente verduras y frutas), y ahí es donde la tarea de comer se convierte en una odisea.

Llegados a este punto muchos pediatras aconsejan que el niño coma en la escuela. Generalmente el menú que se ofrece en los colegios españoles es variado, rico en vitaminas y se mueve entre un amplio abanico de nutrientes diversos, por lo que es más difícil que el niño se canse. Además están con otros compañeros, comparten juegos, antes y después de las comidas, y, al final, aunque solo sea por no quedar el último o por pura imitación, acaban acostumbrándose a aquellos sabores que antes detestaban.

Lo mejor es darle un tiempo para que se adapte y tome confianza con el entorno, los compañeros y los monitores. Verás como antes de lo esperado te sorprende con la alegría de sentirse totalmente integrado.

Foto | Vida y Estilo

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