Un niño con Asperger descubre un error en un museo de Londres
El Síndrome de Asperger es uno de esos trastornos neuronales a los que la ciencia todavía no ha encontrado una explicación. Sus síntomas son muy parecidos a los que padecen los niños autistas, por lo tanto, demasiado a menudo, se suelen confundir, no aplicándoles las medidas oportunas. Según las cifras que se manejan, afecta entre 3 y 7 niños de cada mil.
Una de sus características principales es la dificultad a la hora de relacionarse con la sociedad, aunque quizás, y precisamente por ello, suelen tener un mundo interior muy rico, que apenas comparten pero que se alimenta de grandes conocimientos, ya que suelen ser niños a los que les encanta la lectura y la información más variada. De hecho, y cuando les entusiasma un tema, suelen obsesionarse tanto que apenas puede quedarles un resquicio de duda. Así le ha pasado a Charlie, un niño británico de 10 años, que ha sido capaz de sacarle los colores al mismísimo Museo de Historia Natural de Londres.
Una visita al museo para encontrar un error del que nadie se había percatado antes
Charlie acudió a visitar el Museo de Historia Natural de Londres como cualquier otra familia que está interesada en descubrir las maravillas que allí se concentran. El mundo de los animales, y de la Naturaleza en general, sigue siendo uno de los grandes atractivos para los más pequeños, que se quedan impactados ante esos grandes seres, de inmensas proporciones que conviven con nosotros en el planeta.
Pero si los animales que viven en la actualidad ya nos impresionan, mucho más lo hacen aquellos inmensos seres, ya desparecidos, que vivieron hace millones de años. Por eso los dinosaurios son el mayor atractivo que nos ofrece el Museo de Historia Natural de Londres, donde podemos ver auténticas reproducciones, a tamaño real, de aquellas fabulosas criaturas.
Charlie, con 10 años, experto en paleontología
Y de dinosaurios, y de todas sus especies, sabe mucho Charlie, así que resultaba imposible que una información, mal puesta, se le pasara por alto. Al entrar en la sala de estos gigantescos animales, se dio cuenta que en la sección de los oviraptores, lo que realmente se podían ver eran protoceraptops. El niño explicó a los padres que la diferencia entre ambos era abismal ya que los primeros andaban a dos patas, mientras que los segundos lo hacían a cuatro. A pesar de la definición tan obvia, los padres pensaron que era imposible que un museo de tanto prestigio hubiera cometido ese fallo.
Días más tarde, Charlie recibió en su casa una carta del propio museo en el que le pedían disculpas por el error, y dándole la razón al niño. Al parecer el cartel que aparecía a los pies del dinosaurio estaba equivocado y nadie se había dado cuenta. Todos se quedaron impresionados por los conocimientos que el niño tenía sobre paleontología. Los padres explicaron que con solo 3 años, Charlie ya leía enciclopedias que hablaban sobre este tema.
Vía | La Sexta
Fotos | El blog de Dama de Negro y Quo
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