Neofobia… ¿qué es?
Cuando nuestros hijos cumple dos años de edad empiezan un periodo al que se llama neofobia. En él aparece una clara resistencia a los alimentos nuevos. El niño necesita separar los alimentos (separar las papas de la carne), tocarlos (tocar su textura y consistencia), olerlos, catarlos y entonces decidir si lo come o no se lo come.
Por lo general interpretaos que no tiene hambre. Pero es una interpretación errónea. Lo cierto es que la neofobia implica un momento crucial en su maduración. Es una forma de empezar a estructurar su alimentación y a afirmar su personalidad, esto implica maduración.
Hasta tal punto es importante que si no lo hacemos esto puede generar consecuencias negativas en el desarrollo del chico y en la relación con sus padres.
Cuando va pasando el tiempo hay decisiones que empiezan a depender de él, y en las que necesita manifestarse con libertad. Y entre estas decisiones se encuentra su alimentación. No con esto quiero decir que la descuides, sino que aprendas a escuchar sus gustos. Así que, a partir de ahora vamos a tener que contar con nuestro hijo para alimentarlo. La cooperación es la nueva forma de relación que vamos a tener.
Ya se, me puedes decir que no solo toquetea su comida, sino que además se aburre y esto genera que coma proporcionalmente menos que cuando era un bebé. Pero tranquila, eso también tiene explicación lógica. Aunque lo veamos más grande, sus necesidades energéticas son menores. Si de bebé engordaba en torno a los 600 gramos al mes, a los dos años está aumentando unos 170 gramos aproximadamente.
Cada niño tiene necesidades variables y hay que individualizarlas en cada caso, es importante que escuchemos a nuestros hijos en ves de, solo, guiarnos por información externa.
Otro error común es no espaciar las comidas lo suficiente, ya que hay niños que tienen una digestión más pesada, y para tener hambre tienen que tener el estomago vacío.
Con respecto a la cantidad y el intervalo entre comidas, tenemos adelante la persona que mejor sabe medir sus necesidades. Hagamos caso a su apetito. Podemos educarlo para elegir bien, sin necesidad de obligarlo comer más de lo que requiere. Según estudios realizados, la principal causa de que un chico sano no coma es la ansiedad paterna relacionada con la comida.
Por último te recordamos que comer es biológico. Para que un niño deje de comer ‘de verdad’ tiene que estar enfermo. Si no le pasa nada fisiológico, el pequeño no tiene capacidad para decidir que deja de comer.
Fuente | Ahora Mamá