Navidad minimalista: 6 ventajas para familias con niños
Con frecuencia, la celebración de las fiestas de Navidad se visualiza desde los excesos que se materializan en diferentes ámbitos. Excesos que incrementan los gastos y producen un efecto negativo en la gestión de las finanzas. La esencia de las fiestas, por otra parte, también puede descubrirse desde un ángulo minimalista. De hecho, es una filosofía que invita a la conexión con el presente desde una vinculación que no se centra en el tener, sino en el ser. ¿Qué ventajas aporta una Navidad minimalista a familias con niños?
1. Simplificar los preparativos
Las altas expectativas de una Navidad comercial alimentan el estrés, la frustración y el desencanto. Los preparativos parecen interminables cuando acumulan una extensa lista de cuestiones pendientes. Una Navidad minimalista incrementa el valor emocional de la celebración. Pero simplifica las cuestiones materiales puesto que el esquema “menos es más” elimina aquello que es secundario.
2. Vivir la celebración desde el interior
Desde el interior de uno mismo, de la familia o del hogar. Existen muchos elementos que son vistosos y llamativos. Por ello, el consumismo conecta con un estilo de vida centrado en lo externo. La mirada del minimalismo, por el contrario, potencia la presencia consciente, el consumo responsable y la gestión de los recursos.
3. Evitar las acciones automáticas y los patrones repetidos
El minimalismo aporta la perspectiva ideal para vivir, sentir y redescubrir las celebraciones desde otro ángulo. Un ángulo que se aleja de la prisa, la inmediatez y la superficialidad. Es decir, es un medio efectivo para reducir aquellas acciones que se realizan de forma automática y sin una reflexión previa. Patrones limitantes y repetitivos que, por el contrario, son frecuentes desde el ángulo del consumismo navideño.
4. Fortalecer la conexión familiar
La conexión con uno mismo, con la familia o con el entorno puede quedar interrumpida por tantos obstáculos externos que se convierten en grandes distracciones. Sin embargo, la Navidad minimalista reduce el número de ladrones de tiempo o de energía. Es decir, aporta el escenario deseado para afrontar el inicio de las fiestas con una intención, un propósito y un sentido que ilumina la esencia de la propia celebración.
5. Practicar valores importantes
La Navidad es uno de los periodos del año que puede mostrar una contradicción entre los valores teóricos y prácticos. También puede producirse una verdadera armonía entre ambos planos. Sin embargo, el grado de coherencia aumenta cuando los valores navideños no se alinean con el consumismo, sino con un estilo de vida consciente. En definitiva, son valores que producen una huella especial durante el proceso de crecimiento, pero también impulsan una transformación profunda en la rutina del adulto.
6. Dar valor a las cosas materiales
El verdadero valor de un producto o un regalo va más allá de su precio de venta. La Navidad interpretada en clave comercial tiende a poner el acento en el exceso de compras que alteran de forma notable el presupuesto mensual. Sin embargo, las compras realizadas no siempre se aprovechan de forma responsable, precisamente, porque el exceso no se alinea con las verdaderas necesidades familiares.
Es decir, es una tendencia que rompe con el equilibrio y la proporción. Las cosas materiales tienen un valor que puede descubrirse desde una perspectiva práctica, afectiva o emocional. Mientras que existen muchos elementos que pasan desapercibidos en un contexto repleto de cosas, los detalles llaman la atención en un entorno minimalista.
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