Nacer en verano influye en el peso, la altura y el inicio de la pubertad
Nacer en una determinada época del año sigue siendo, al menos hasta ahora, una circunstancia manejada por el azar. A no ser que tengas un embarazo programado o un equilibrio perfecto en tus ciclos hormonales, es complicado determinar, con exactitud, cuándo quieres que tu hijo venga al mundo. Sin embargo se ha comprobado que aquellos bebés que nacen durante el verano tienen muchas más ventajas que el resto.
Así lo ha comprobado una investigación que nos llega desde el Reino Unido en la que han participado casi medio millón de personas. Nacer en verano significa hacerlo con más peso, con más altura y, en el caso de las niñas, retrasar el inicio de la pubertad, lo que se traduce en conseguir ser adultas mucho más sanas.
El mes de nacimiento es importante para nuestra salud
Este estudio ha sido realizado por investigadores de la Unidad de Epidemiología del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido. La idea principal del mismo era conocer el impacto que producía en la salud el mes en el que hayamos nacido, y las consecuencias que tendría al llegar a la edad adulta.
Aunque ya se habían realizado estudios anteriormente en los que se vinculaba, sobre todo, el peso y la talla con respecto al mes de nacimiento, en esta ocasión quisieron ahondar más en la influencia que podía tener durante el desarrollo a lo largo de la infancia, y en el impacto de la aparición de la pubertad.
Pubertad más tardía para las niñas que nacieron en verano
Aunque todavía queda mucho por comprobar e investigar, parece ser que los resultados han sido muy favorables, especialmente en las niñas, que nacieron durante la época estival. Aunque no se puede asegurar con exactitud, la idea más generalizada es creer que esta ventaja es producida por el efecto de la vitamina D, también conocida como vitamina del sol, durante los últimos meses de embarazo.
Aquellos bebés que nacieron en junio, julio y agosto, pesaron y midieron más que los que nacieron en otros meses. Estos datos eran iguales para ambos sexos. Pero, curiosamente, aquellas niñas que nacieron durante esta estación también entraron en la pubertad más tarde, lo que supone un efecto más favorable para su salud adulta.
Sin embargo, y como contrapunto, un estudio reciente llegado desde el Hospital General Infantil de Massachusetts, en Estados Unidos, dice que aquellos bebés que nacen en primavera o verano son más propensos a ser celíacos.
Vía | Tendencias 21
Fotos | Carrusel y El rincón de los dormilones
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