Al nacer se puede detectar el riesgo de esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno que afecta al uno por ciento de la población y en igual proporción a hombres y mujeres, aunque en los primeros suele aparecer a edades más tempranas y de forma más grave. Es una enfermedad cerebral crónica, incapacitante y grave que dificulta el pensamiento lógico, distinguir entre realidad e imaginación y las respuestas emocionales y sociales normales. Las causas no se conocen pero sí que influye la herencia genética. Las personas con antecedentes familiares de esta enfermedad tienen un mayor riesgo de padecerla. Además se ha observado que las infecciones o las complicaciones obstétricas en el nacimiento aumentan las posibilidades de sufrirla.
Científicos estadounidenses han puesto en evidencia que a las pocas semanas de nacer hay signos físicos que delatan el riesgo de sufrir esta enfermedad. Se refieren a alteraciones sutiles de la estructura cerebral, niveles más bajos de sustancia gris y menor volumen del hipocampo. El estudio ha sido realizado por el equipo de John Gilmore, del Centro de Investigación de Esquizofrenia de la Universidad Chapel Hill de Carolina del Norte (EEUU). Consistió en el seguimiento de 26 embarazadas con esquizofrenia y otras tantas sin ella. Se les realizaron ecografías en las semanas 22 y 32 y resonancias magnéticas a los recién nacidos.
Según los autores, «Los datos revelan que los menores de mamás con esquizofrenia no mostraban diferencias en el ancho prenatal del ventrículo lateral o en la circunferencia de la cabeza. Sin embargo, entre los bebés de más riesgo de padecer la enfermedad se evidenció un tamaño del cerebro más grande así como de los ventrículos laterales en comparación con los hijos de madres sin enfermedad psiquiátrica» La diferencia no se apreció en las niñas.
Los expertos afirman que aunque la muestra es muy pequeña, el estudio respalda sus observaciones. De momento no va a tener ninguna repercusión en la práctica clínica, entre otras cosas porque sólo entre el 20 y el 30 por ciento de los pacientes esquizofrénicos tienen anomalías cerebrales estructurales. Del mismo modo, la cabeza grande en un recién nacido no tiene que relacionarse con el riesgo de desarrollar la enfermedad. Los autores seguirán investigando ya que esto es sólo un primer paso para conseguir detectar tempranamente el riesgo de esquizofrenia.
Vía | El Mundo
Foto | Flickr-Nofotogenicolás
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