Los miedos del bebé y cómo ayudarle
A pesar de que tu bebé no puede expresarse y no sabe distinguir entre el bien y el mal, ni siquiera tiene una concepción del peligro, notarás que a menudo se pone a llorar, sin razón aparente a causa del miedo. Según dicen los psicólogos, el miedo es ese sentimiento humano que nos permite sobrevivir, de hecho se trata de una reacción que nos hace adaptarnos al medio que nos rodea, protegiéndonos de los peligros que puedan acecharnos, ya sean reales o imaginarios.
El sentimiento de miedo irá evolucionando a medida que nuestro niño va creciendo. La mayoría desaparecen y no revisten mayor importancia. Otros, en cambio, necesitarán de nuestra ayuda, en muchos casos nuestra actitud y forma de enfrentarnos a ello será la clave para desechar cualquier tipo de temor en nuestros hijos.
Los ruidos, la oscuridad o los extraños, los miedos más frecuentes en bebés
Cada niño es un mundo por eso sus sentimientos son totalmente diferentes. Sin embargo, hay ciertas actitudes que se repiten con cierta asiduidad, especialmente aquellos que van relacionados con los miedos. El primero que aparece es el que les produce un ruido fuerte. Otro que resulta muy habitual es esa necesidad de tenerte siempre cerca. En ocasiones sólo será necesario verte y en otras también buscará tu tacto. Darle la mano mientras intenta dormir es una buena forma de calmarle.
Hasta que nuestro bebé cumple los dos años es habitual que aparezcan otros que pueden ir sumándose a los anteriores o, una vez superados, encontrar otros nuevos. El miedo a los extraños o a los sustos. Además, alrededor del año es cuando empiezan a hacer su aparición los terrores nocturnos.
Los miedos infantiles más comunes y cómo ayudarles a superarlos
Ya hemos visto como sentir miedo es innato en nuestro propio ser y se irá resolviendo a medida que nuestro niño vaya creciendo, abriendo su mundo y evolucionando socialmente. Sin embargo, hay peques que sufren verdadero pánico en situaciones totalmente normales y cotidianas, esas son las que debemos ayudarles a resolver.
Pero ¿cuáles son los miedos infantiles más habituales?
- A los desconocidos. Suele ser bastante habitual que los bebés lloren cuando un extraño lo toma en brazos alejándolo de los de mamá. Querer «obligarle» a que se acostumbre a los demás, a no ser que sea absolutamente necesario, es una tontería. Piensa que él se siente seguro contigo. Suele aparecer sobre los 8 meses y, no te preocupes, que se le pasará enseguida.
- La guardería. Viene unido a varios miedos: los desconocidos y separarse de ti. Lo mejor es que lo hagas de forma gradual, llevándole primero unas pocas horas, para ir aumentando su estancia a medida que se va acostumbrando. Déjale alguna prenda tuya que le dé seguridad y, siempre, despídete de forma breve y cariñosa. Si te vas a escondidas aún le dará más inseguridad.
- Personas disfrazadas. No todos los disfraces provocan diversión (y a las pruebas de Halloween me remito), pero también los payasos, Papá Noel o los Reyes Magos suelen crear cierta fobia en algunos niños. No les obligues a que se hagan la típica foto o a que los tomen en brazos. Ya se le pasará, mientras tanto evítalos todo lo que puedas.
- Al agua de la bañera o la piscina. Una bañera puede ser una enorme extensión de agua para un bebé, mucho más si hablamos de una piscina, así que no es extraño que, de repente, se sienta inseguro. Para ayudarle debes hacer que entre en contacto con ella de forma gradual hasta que coja confianza.
- Animales. Los perros, los gatos, los insectos… son seres que se comportan de una forma distinta a los seres humanos, por eso el niño los ve como enemigos. No le obligues a que los toque o los acepte a la primera, mejor háblale de ellos de forma positiva, cómo viven, cómo son, por qué se comportan así. Un cuento o una película protagonizada por animales te ayudará.
- Médico. Parece que los niños tienen un resorte especial de pánico al ver una bata blanca. A menudo es nuestra actitud más que su propio temor, el que hace que se incremente su temor. Llévate un juguete y haz que se entretenga mientras el doctor le hace la revisión pertinente.
- Oscuridad. A partir del año nuestro bebé ya es consciente de que, aunque él no vea, el mundo sigue existiendo, por eso al quedarse a oscuras en su cuarto, por ejemplo, su imaginación se dispara y empieza a ver cosas que no son. Déjale un pilotito de luz encendido.
- Pesadillas y terrores nocturnos. Tantas vivencias nuevas en el bebé hacen que su mente no pueda asimilarlo todo, así que no es extraño que se despierte por la noche asustado. Con consolarle es suficiente. Sin embargo el caso de los terrores nocturnos suelen ser más complicados e intensos. Abre los ojos, grita, llora, aunque sigue durmiendo. También el consuelo es el mejor aliado.
Vía | Crecer Feliz
Fotos | Pixabay
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