Miedo al doctor
Algunos de los miedos que tienen nuestros hijos nos pueden parecer absurdos e inexplicables, pero para ellos no lo son en absoluto y aunque no lo creamos, les producen verdadera angustia.
Si nuestro hijo se pone nervioso con todo lo relacionado con la medicina: ver al doctor los jarabes o las enfermedades, si llora aterrorizado cuando vomita o hace lío cuando el pediatra intenta mirarle la garganta con el bajalengua, lo más importante es no ponerlo en ridículo nunca. Y mucho menos compararlo con otros chicos o con sus hermanos. Esto sólo le generará frustraron y sentimiento de inferioridad.
Por el contrario, hay que preguntarle por qué tiene miedo y dejar que se exprese (si quiere), es importante que tanto en esta circunstancia como en otras se sienta escuchado, apoyado, comprendido y, sobre todo, protegido.
Lo ideal sería que los niños tengan por su pediatra un sentimiento en el que sientan ‘amistad’, sabiendo que el médico es un amigo que está pendiente de su salud y que va a ayudar a curarlo para que eje de estar enfermo. Por esta razón debeos evitar usar al pediatra como castigo siempre, ni amenazarlo o reprenderlo si no quiere ir. Con esto le estamos creando un miedo infundado que el chico no debe tener y que además, el profesional no se merece.
En la actualidad no es tan fácil que un chico mantenga al mismo pediatra durante toda su infancia. Muchas madres se quejan de los continuos cambios de doctores que a veces sufren los centros de salud, que hacen complicado que un mismo profesional haga un seguimiento cercano del pequeño y lo conozca bien. Creen que, además, esta situación no ayuda nada a evitar que algunos chicos les tengan desconfianza. Y es que un pediatra que ya conoce al paciente sabe cómo tratarlo, qué es lo que le gusta y qué no, cómo hay que desenvolverse en determinados momentos.
Fuente | Ser Padres Hoy
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