Mi mejor regalo del Día de la Madre
Hoy nos llueven las felicitaciones, tenemos regalitos, trato especial (sobre todo a primera hora de la mañana), muchos besos y muchos te quiero. Lo que ellos no saben, nuestros niños, es que el mejor regalo de nuestra vida ya nos lo hicieron naciendo. Nada de lo que puedan hacer ahora será comparable a aquel día en que por primera vez les vimos la carita.
Da lo mismo si fue un bebé buscadísimo, si llegó por sorpresa, si vino de un vientre ajeno…esa primera mirada a los ojos nos enamoró para siempre. Hoy es el Día de la Madre porque está bien parar un momento y recordarnos lo afortunadas que somos de serlo. ¡Gracias hijos!. Y gracias mamá, ahora ya se lo que significa la palabra madre.
Hay algo que tampoco saben nuestros peques, ser mamá no es un sacrificio, es un placer. Sí, tu vida cambia completamente, tu tiempo libre se reduce al mínimo, ya no sabes que es el ocio y mucho menos la cultura, pierdes horas de sueño, oído y sobre todo la objetividad, pero no importa. Es cansado, engorda y envejece, nos quejamos y desesperamos, pero ninguna volveríamos a nuestra vida antes de ser mamás, nadie dice «si lo se no lo hago».
Cada día es mi día porque soy vuestra madre cada segundo que pasa. Soy, como todas, la madre más afortunada del mundo, con los hijos más maravillosos, más guapos y más listos. Ahora es fácil, sois pequeños y en vuestro mundo chiquitito somos el centro con papá. Sabéis demostrar este amor recíproco de mil maneras y aceptáis con ganas que lo devolvamos. Llegará un día, con la dichosa adolescencia, que os olvidaréis de nosotras, pero no pasa nada, aquí estaremos, esperando con los brazos abiertos a que los granos abandonen vuestra cara y os permitan volver a ser lo que nunca dejasteis de ser, nuestro más precioso tesoro, nuestro regalo más especial.