Método montessori: descubre qué es la mente absorbente
El método montessori concede una gran importancia a un ambiente preparado que potencia la autonomía infantil. La capacidad de aprendizaje es uno de los dones que acompaña al ser humano.
Una capacidad que destaca de forma especial durante los primeros años de vida. En concreto, entre los 0 y los 6 años. Uno de los conceptos clave del método montessori es el de mente absorbente.
Características de la mente absorbente del niño
Este término hace referencia a la capacidad de asimilar información nueva que tiene el bebé. El adulto también tiene el poder de aprender a partir de su experiencia. El adulto dedica tiempo, esfuerzo y compromiso a este objetivo. Sin embargo, existe una diferencia en este proceso de aprendizaje infantil. El bebé experimenta este camino de forma totalmente natural.
El adulto aprende y es consciente de que está aprendiendo. Sin embargo, el bebé adquiere nuevos aprendizajes de una manera espontánea. La capacidad de aprendizaje del bebé en esta etapa conecta con todo aquello que sucede a su alrededor y que, por tanto, forma parte de su mundo más inmediato.
Maria Montessori reflexiona en torno a este concepto en el libro La mente absorbente del niño. El niño aprende de forma natural a partir de aquello que experimenta en su existencia más inmediata. Esta es una de las razones por las que esta capacidad también pone en valor la importancia de la responsabilidad adulta para acompañar al bebé con referencias positivas y ejemplos valiosos basados en el bien.
Dos periodos diferenciados en el proceso de aprendizaje infantil
Como hemos explicado, esta mente absorbente se desarrolla entre los 0 y los 6 años. Pero en este tiempo de la vida también existen dos periodos diferenciados. Durante los tres primeros años, este aprendizaje es inconsciente. El niño aprende a dar sus primeros pasos, sin que después recuerde con exactitud este momento. A partir del tercer año de vida, el niño adquiere una capacidad de aprendizaje consciente que está acompañada por la reflexión.
El niño aprende nuevas palabras y adquiere nuevas habilidades a través del juego, incluso, cuando no pone intención en este objetivo. El aprendizaje sigue un proceso gradual, espontáneo y natural. Según María Montessori, el aprendizaje conecta de forma directa con la vida durante estos primeros años, es decir, esta capacidad es inherente a la propia existencia. El niño protagoniza un importante capítulo de su historia y aprende constantemente en la rutina cotidiana a partir de la interacción con el entorno.
Por tanto, en este periodo vital es posible observar el desarrollo infantil desde el punto de vista relacional, emocional, psicomotor y lingüístico. Y, a su vez, esta etapa tiene una importante influencia en la evolución posterior.
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