Los médicos ante los malos tratos infantiles
Toda la prensa nacional ha publicado hoy la inocencia del hombre de 25 años que había sido imputado por delitos de malos tratos, abuso sexual y asesinato de una pequeña de 3 añitos en Tenerife. El forense ha determinado que no existió ninguno de los delitos imputados y que la niña falleció a consecuencia de una caída. En este lamentable caso, no solo ha muerto una niña, sino que además se ha filtrado a la prensa un informe médico y se ha pisoteado la presunción de inocencia de una persona. Probablemente el juez tendrá que depurar responsabilidades por las inexactitudes del informe y el acceso del público a un informe privado.
Cada día en hospitales y centros de salud de nuestro país, los médicos se encuentran con casos de niños, mujeres y ancianos con lesiones que hacen sospechar de malos tratos. Cada comunidad autónoma tiene un protocolo de actuación en estas situaciones pero todos se basan en detectar, denunciar e intentar prevenir futuros abusos.
Cuando un menor llega a un hospital con un traumatismo, lo primero que se hace es, obviamente, atender las lesiones. Una vez atendida la urgencia, los médicos intentan obtener información sobre como ha ocurrido el accidente, la causa que ha provocado el ingreso en urgencias. Si la versión de los padres o cuidadores no corresponde con las lesiones o el facultativo estima que estas son excesivas para lo que supuestamente ha sucedido, se avisa al juzgado de un posible caso de malos tratos.
En ocasiones es fácil de detectar, como los niños que presentan el síndrome del niño sacudido o quemaduras en zonas de su cuerpo que no suelen estar en contacto con el exterior. Pero en otros no es tan fácil, por ejemplo en pequeños que según sus padres se han caído de los brazos o la cuna y presentan hematomas cerebrales mayores de lo esperado. Ante la duda, el médico debe denunciar sus sospechas. No acusa a nadie, solo avisa de que alguien puede estar dañando a ese menor.
Todos nos sentiríamos muy ofendidos si nos señalan por haber abusado o consentido que se abuse de nuestros hijos. Pero por otro lado, todos queremos que alguien se preocupe por los pequeños que realmente sufren esos abusos. Los médicos no son infalibles, la medicina no es una ciencia exacta y para minimizar los riesgos de no detectar un maltrato es inevitable que haya casos mal interpretados.
Si sucede, si el médico considera que nuestra explicación no justifica las lesiones, será el forense quien examine al menor y el juez el que con todas las pruebas decida si hay o no indicios de un delito. En este punto las confusiones son raras excepciones, ya que se tiene en cuenta también el entorno del menor y la opinión de sus cuidadores, maestros y todo aquel que conozca al pequeño.
En el caso de Tenerife se señalaron lesiones que no existían y se hizo público un documento privado. Afortunadamente la Sanidad española no trabaja así y será la Justicia quien averigüe el porqué de los datos falsos y quien ha dado notoriedad a ese expediente. Si no hubiera trascendido, ese hombre habría sido detenido igualmente, pero no habría tenido que sufrir un linchamiento público y tan terrible daño a su honor.
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Foto | Genciencia