Dar la dosis de medicina correcta a un niño es complicado
Nadie debería tomar una dosis errónea de un medicamento y menos los niños. Por su tamaño el margen de error es mucho menor que en los adultos y un exceso puede provocar una sobredosis y al contrario, una dosis baja puede hacer inutil la medicación. Sin embargo somos muchos los padres que no entendemos porqué para dar un jarabe a nuestro hijo tenemos que saber matemáticas. Las unidades de medida del dosificador no se corresponden con las del prospecto en el 89 por ciento de los casos. Y el 81.1 por ciento de las marcas en los dosificadores son superfluas, no sirven para medir.
Los datos son de un estudio realizado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York por el equipo de la doctora H. Shonna Yin. Han analizado los 200 jarabes pediátricos más vendidos en Estados Unidos, sin receta o prescripción médica. Otro problema que resaltan es la indicación en los prospectos de medidas tan subjetivas como las cucharillas de café o té. De hecho un estudio realizado con universitarios entrenados para hacerlo bien, comprobó que al pedirles que pusieran la dosis recomendada en una cuchara, depositaron un 8 por ciento menos en la cuchara mediana y un 11 por ciento más en la grande, respecto a lo indicado.
Realmente no hay motivo para que los laboratorios den por hecho que los padres saben traducir los milígramos de principio activo a los mililitros que necesita el niño según su peso. Es sencillo y cualquiera con la educación obligatoria sabría hacerlo, pero la realidad es que cuando tu hijo está con fiebre y lleva todo el día mimoso, quejoso, etc. no estás para muchas reglas de tres.
Los autores del estudio piden a los laboratorios que: los utensilios dispensadores se estandaricen en todos los jarabes; que los productos guarden coherencia entre lo recomendado en el prospecto y las marcas que hay en la cuchara; y que se usen medidas estandarizadas para todos. José Díaz Huertas, presidente de la Asociación de Pediatría Social, opina de manera similar, los prospectos según Díaz, «Deberían estar redactados para que los entienda el paciente. A veces parece que los escriben sólo para técnicos y al paciente no le es útil, le asustan los efectos secundarios y no entiende lo que dice».
En contra de los dosificadores del estilo de la jeringuilla del Apiretal, por ejemplo, hay quien dice que es poco higiénico. Será más fácil convencer a los padres de lavar el dosificador que de que aprendan matemáticas, digo yo. Ante la duda, no tengas reparo en pedir a tu pediatra que te traduzca la dosis de forma que puedas entenderlo. La sobredosis es muy peligrosa, aunque el medicamento se venda sin receta.
Vía | El Mundo
Foto | Planeta Curioso
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