Maternidad: ¿Por qué supone un techo de cristal para las mujeres?
Los obstáculos que interfieren en el camino laboral de muchas mujeres, en ocasiones, son aparentemente invisibles. Se perciben con nitidez cuando se experimentan en primera persona. La invisibilidad de algunas de las barreras que interfieren en el crecimiento y evolución de madres trabajadoras queda perfectamente descrita a través de una metáfora: el techo de cristal.
Ese techo representa un límite claramente marcado en el acceso a nuevas oportunidades, especialmente, si suponen un ascenso o una mejora en las condiciones. Sin embargo, que ese techo sea de cristal indica que la naturaleza de este límite pasa desapercibida ante muchas personas porque parece invisible.
¿Qué implica la existencia de un techo de cristal en la vida laboral de las madres trabajadoras?
Pues bien, existen diferentes techos de cristal para las mujeres. Y la maternidad es uno de esos límites como pone de manifiesto la dificultad para conciliar, las dificultades para acceder a puestos de mayor responsabilidad o las creencias que siguen alimentando estereotipos que, en teoría, parecen superados.
Los obstáculos que una mujer se encuentra en su camino profesional tras formar una familia se experimentan en el corto plazo. Sin embargo, esas circunstancias también dejan una huella a largo plazo. Así sucede, por ejemplo, cuando una persona experimenta un vacío temporal en su currículum. La maternidad supone un techo de cristal para muchas mujeres. Por ello, algunas personas también deciden posponer la edad en la que tienen su primer hijo o, desde el punto de vista social, destaca el bajo número de nacimientos.
El término techo de cristal describe de forma visual lo que implica en la práctica. Es un límite o una barrera que interfiere en la evolución, crecimiento o ascenso de mujeres profesionales que, a pesar de estar formadas y preparadas para afrontar desafíos que se encuentran más allá de ese límite, tienen muchas dificultades para llegar hasta ese nivel. De este modo, muchas personas sienten que se han quedado estancadas o que deben reducir sus expectativas.
El techo de cristal puede romperse, pero cuesta mucho esfuerzo
Evidentemente, hay algunas mujeres trabajadoras que consiguen traspasar la barrera de ese techo de cristal y se convierten en líderes y referentes para la sociedad. Sin embargo, no es fácil alcanzar esa posición por el elevado nivel de esfuerzo que hay que hacer para traspasar esa barrera que pesa tanto.
Ese techo de cristal que parece invisible también se sostiene sobre creencias, ideas y estereotipos que no son inamovibles. De hecho, se producen grandes avances en el plano de la igualdad de oportunidades, pero la lucha continúa. Existen muchas circunstancias en las que este techo de cristal puede percibirse con más claridad. Por ejemplo, cuando una mujer quiere reincorporarse a su vida profesional o cuando recibe preguntas sobre maternidad en una entrevista de trabajo. El techo de cristal puede romperse y debilitarse, pero el cambio requiere de la implicación de la sociedad y las empresas en su conjunto.
Como hemos comentado, este límite se sostiene sobre creencias que reflejan una imagen estereotipada de la mujer en el trabajo (después de ser madre). Pero, la formación de una familia, no repercute negativamente en el compromiso profesional.
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