La maternidad y los cargos de responsabilidad son dificiles de conciliar
Hace unas semanas a una mamá de mi entorno le ofrecieron en su trabajo un importante ascenso, una oportunidad laboral muy interesante. El ascenso venía acompañado de un sustancioso aumento de sueldo, pero también de responsabilidad y disponibilidad, y lo rechazó. El motivo es que tiene dos niños pequeños y aceptar supondría restar horas de estar con ellos. Quizá la oportunidad no vuelva nunca, pero los niños tampoco volverán a tener la edad que tienen ahora.
En esta disyuntiva se encuentran muchas mujeres, porque un alto cargo suele implicar viajes, largas jornadas, comidas fuera de casa y sobre todo estar disponible para la empresa. La Cámara de Comercio de Barcelona ha debatido con directivas de importantes empresas sobre la escasez de mujeres no sólo en puestos directivos, sino tambien en las escuelas de negocios y los masters.
Mientras que en las universidades la presencia femenina ocupa el 60 por ciento de las plazas, en las escuelas de negocios sólo hay un 30 por ciento de alumnas y el porcentaje baja al 11 por ciento cuando hablamos de mujeres con puestos de dirección en empresas. Obtuvieron dos conclusiones del debate, por un lado que al haber menos candidatas preparadas es más complicado para las empresas contratarlas, y por otro que la edad a la que suelen hacerse los master y los cursos para preparar directivos, coincide con la edad de maternidad actual, de los 30 a los 35 años.
Así, muchas mujeres tienen que optar entre aplazar la maternidad o aplazar su carrera profesional, siendo conscientes de que cualquiera de las dos cosas puede suponer una renuncia definitiva. Del mismo modo que se reduce la fertilidad con la edad, también lo hacen las oportunidades laborales. Dificil decisión.
Los asistentes a la reunión de la Cámara de Comercio hicieron algunas propuestas que ayudarían a la conciliación: masters semipresenciales, cursos más ajustados a las demandas, servicio de guardería en las escuelas y una mayor predisposición de las compañías a negociar el tiempo dedicado a la formación. Nuria Chinchilla, profesora del IESE, considera que hay que luchar contra el «techo de cemento» que hace que muchas mujeres consideren que «no vale la pena subir un nivel de responsabilidad porque prefieren conservar una vida más armónica».
Es probable que la solución fuera hacer cambios más profundos que implicarían delimitar el horario laboral y terminar con la disponibilidad absoluta, algo que obliga a muchos trabajadores a vivir para trabajar en lugar de trabajar para vivir. Y eso es prácticamente incompatible, no sólo con la maternidad, también con la paternidad.
Vía | Equipos y talento
Foto | Flickr-Big Grey Mare
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