Maternés: características de una forma de hablar con el bebé

La comunicación con el bebé es una constante en la familia. Y, sin embargo, el lenguaje utilizado para hablar con el niño tiene unas particularidades concretas. Matices que quedan perfectamente sintetizados en un concepto: maternés. Un término que hace referencia a la forma de interacción que se dirige a un interlocutor de corta edad. ¿Cuáles son las características del habla en este contexto?

1. Vocalización pronunciada

El ritmo del habla se torna más lento para remarcar por medio de la entonación y la vocalización las palabras que componen una oración. Las estructuras gramaticales, por otra parte, son breves. Es habitual repetir un mismo tipo de conceptos.

El lenguaje del cuidador expresa emociones y sentimientos. Adquiere la forma de una conversación, incluso cuando el niño no ha expresado las primeras palabras. Se utiliza un lenguaje sencillo y simplificado para conectar con el peque y despertar su atención. Es decir, se produce un encuentro interpersonal.

2. Musicalidad

La entonación adquiere un toque musical, como si la persona cantase aquello que pronuncia. El tono empleado se diferencia de forma significativa del utilizado para tener un diálogo con otro adulto.

3. Separación de palabras e, incluso, de sílabas

Las pausas en el contexto de una conversación ponen en valor la relación que existe entre el sonido y el silencio. Sin embargo, cuando la interacción despierta el interés del bebé, la pausa no solo se sitúa al final de una oración. Es frecuente establecer una clara separación al término de una palabra y el comienzo de otra. Al igual que es posible actuar de este modo al pronunciar términos que se componen de una misma sílaba. Por ejemplo, mamá, tata o papá.

4. Protagonismo de las onomatopeyas

Como hemos comentado antes, el maternés se caracteriza por un lenguaje simplificado que puede llegar a acortar incluso las palabras. Pues bien, las onomatopeyas que recrean la imitación de distintos sonidos, y que están tan presentes en los cuentos infantiles, también enriquecen el habla del cuidador.

5. Finales que se alargan

Es otra de las características a tener en cuenta. El final de un término parece prolongarse durante más tiempo como si tuviese un eco, especialmente, cuando la palabra termina en una vocal que se remarca con intensidad. La propia pronunciación y el tono de voz agudo parece subrayar de forma intencional esa parte de los conceptos.

6. Estructuras verbales sencillas

El objeto de la interacción gira en torno al aquí y el ahora, por ello, el emisor utiliza verbos de presente para verbalizar una información que se contextualiza en el entorno próximo.

Para finalizar, conviene puntualizar que este tipo de comunicación, que transmite tanta ternura, estimula el habla en el niño. Es una forma de interacción que muestra la sabiduría esencial del instinto y la intuición. Aunque quizá alguien no hubiese escuchado previamente el término analizado en el post, sí ha observado en numerosas ocasiones las características que adquiere el habla del adulto en la relación con el peque. Por otra parte, la cercanía es esencial para fortalecer el vínculo afectivo y expresar el amor.

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