Más juegos para hacer reír a nuestro pequeño

Más juegos para hacer reír a nuestro pequeño

Escrito por: Jaime Gomez    8 agosto 2012    2 minutos

Además de beneficiar a su futuro desarrollo, la risa o la carcajada mejora la vinculación del bebé con sus padres. Esto se puede conseguir a través del juego.

La risa en el recién nacido es fundamental para su bienestar y su satisfacción. En general, los niños suelen reír con facilidad, pero nunca está de más provocar la carcajada en nuestro pequeño. A través de juegos se puede conseguir.

Desde el vientre materno, el bebé ya expresa su sonrisa. No sólo transmite, una vez nacido, que se encuentra bien, sino que favorece a su organismo aumentando los niveles de endorfinas, su ritmo cardíaco y ejercitando los músculos. Además, no hay cosa más dulce y alegre que un bebé riendo.

Unido a los beneficios anteriormente señalados, está el vínculo estrecho que se establece entre padres e hijos. De ahí que se recomiende no esperar a que el niño emita su risa o carcajada, sobre todo a partir de cierta edad, sino que se provoque también para que el bebé entienda que los padres son partícipes y cómplices de su alegría.

Juegos como el espejo, cosquillas, vuelos en el aire o hidromasaje pueden lograrlo. El espejo es una versión alternativa del cucutrás (el adulto se esconde y aparece de sorpresa), utilizando en este caso un espejo donde se ve reflejado el bebé, para luego retirarlo y volverlo a hacer aparecer, para sorpresa del pequeño.

Las cosquillas tienen más variables. Primero, saber que nuestro pequeño es o no propenso a la risa con las cosquillas. Saber que zonas pueden ser más sensibles a ello. Cuello, los pies, la barriguita. Otra opción es contarle una historia que acaba en estas cosquillas. La sorpresa en estos juegos siempre excita al bebé. Y otra variable es acercarse a él lentamente, como si se tratara de un animal que persigue a otro, para acabar haciéndole cosquillas y viendo reflejada su risa.

Vuelos en el aire consiste en cogerlo para llevarlo en el aire por una sala, haciendo cambios de trayectos. El niño, al principio, puede que se asuste pero al poco se adapta y le entusiasma ese juego cuando empieza a encontrarse con esos cambios de trayectos, subidas y bajadas, etc.

Finalmente, el hidromasaje. Sabido es que hay niños que disfrutan mucho con un baño y otros no tanto. Para conseguir que si lo hagan, probamos con un tubo o una pajita introducida en el agua y, por el otro extremo, soplamos, produciendo burbujas en el agua para incrementar la curiosidad del niño y, posteriormente, generar su carcajada.

Con los juegos podemos conseguir que el niño se acostumbre positivamente a lugares o momentos que no le satisfacen como un baño o la comida. Jugar con ellos siempre es gratificante, tanto para el bebé como para los padres. Es una parte inestimable de la convivencia de padres e hijos.

Vía | consumer.es

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