Madres y padres invalidantes: ¿Cómo se comportan con sus hijos?
Muchas de las acciones y palabras de los padres y madres invalidantes hacen sentir a los niños que su valor no es el que realmente merecen. Es decir, la forma de crianza y el comportamiento de los padres invalidantes no alimenta plenamente la confianza y la autoestima del niño en su capacidad, talento y habilidades.
Por el contrario, como consecuencia de la sobreprotección, los juicios negativos, las comparaciones y los mensajes que se alejan de la validación emocional, los niños no encuentran un espacio seguro y asertivo para expresar y mostrar realmente cómo se sienten. Es decir, pueden llegar a percibir y experimentar que sus emociones y sus opiniones no se tienen en cuenta totalmente en el contexto de una familia invalidante.
Padres invalidantes: cómo interfieren en el bienestar emocional de sus hijos
La perfección no existe ni en la crianza consciente ni en la práctica de la inteligencia emocional. Es decir, en cualquier hogar pueden producirse momentos y circunstancias puntuales en las que un hijo no se siente verdaderamente acompañado a nivel profundo por sus padres. Sin embargo, la característica principal de una familia invalidante es, precisamente, esa invalidación que se mantiene como una constante que cala a largo plazo. Es decir, se suceden diferentes situaciones y hechos en los que los sentimientos del niño no se tienen en cuenta.
El sentimiento de inseguridad que cala en los niños también puede darse en el extremo de una crianza sobreprotectora que tiende a potenciar la dependencia hacia el entorno familiar. Uno de los aspectos clave en la educación familiar es la observación, la escucha, la atención, la presencia consciente y la inteligencia emocional. Dichos factores ponen el foco, principalmente, en la evolución, las necesidades y las emociones del niño. Pues bien, los comportamientos y palabras de las madres y padres invalidantes muestran carencias notables en relación con dichos ingredientes.
¿Por qué se comportan de este modo los padres invalidantes?
De este modo, es habitual que los niños que crecen en un contexto familiar de este tipo se sientan poco escuchados y valorados. En muchas ocasiones, los padres ni siquiera son realmente conscientes del impacto de su forma de actuar y comportarse. Sencillamente, están repitiendo esquemas, patrones y dinámicas que les resultan familiares. Es decir, es posible que ellos mismos vivieran actitudes similares en sus padres cuando eran niños. Es una forma de actuar que limita y condiciona negativamente el desarrollo pleno del niño desde una perspectiva emocional, afectiva, creativa y social. Hay otros ingredientes habituales en el entorno actual que también pueden interferir en la calidad de los vínculos familiares: la prisa, el estrés, el individualismo, la conexión habitual con la tecnología…
El daño que este entorno causa en la autoestima infantil puede dejar una memoria duradera en la vida adulta. Es decir, hay sufrimientos que tienen un origen que se contextualiza de manera significativa en la niñez. De esta forma, es posible que el hijo se sienta culpable en diversos momentos por no verse capaz de afrontar determinado reto. La responsabilidad de los padres no solo puede manifestarse en el cuidado y atención hacia sus hijos, sino que la responsabilidad en el desarrollo personal y la felicidad comienza en uno mismo. Por ello, padres, madres y familias pueden encontrar distintas herramientas de apoyo como la ayuda psicológica para romper patrones negativos y potenciar un vínculo positivo.
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