Los complejos infantiles y como ayudarles a superarlos
La conformación de la autoestima y la imagen que nuestros niños tienen de sí mismos, se va elaborando a partir de las respuestas que obtenemos del mundo que nos rodea. Si un niño crece con una continua autocrítica, en el entorno familiar, va a ir creyendo que es un inútil y que no sirve para nada. Pero estos estímulos negativos, también vienen del exterior, especialmente de la escuela y sus compañeros de colegio, aquellos con los que, no siempre para bien, pasa gran parte de tu tiempo diario.
Los complejos son la reacción que tiene el ser humano ante un estímulo negativo que le viene de su círculo social. «Estás gordo», «Gafotas cuatro ojos» o «Eres memo», son algunas de esas lindezas que los niños pueden oír, más o menos a menudo, y que acaban creyéndose de tal modo que les anula su normal modo de vida y su crecimiento emocional. Según los psicólogos, es entre los 6 y 9 años, cuando más se producen y peor impacto tienen en su desarrollo.
Los complejos infantiles son de tres clases: sociales, físicos e intelectuales
Los complejos siempre aparecen cuando el niño se encuentra una diferencia con el resto de niños. Ser el primero en llevar gafas en el aula o tener unos kilitos de más pueden ser motivos diferentes para sentirse diferente, apartado y, por lo tanto, acomplejado. Algo que se reafirma y amplifica cuando el resto de compañeros se lo corroboran a cada momento.
Según la psicología, los complejos infantiles se dividen en tres clases:
- Complejos sociales. Tener muchos amigos no siempre es síntoma de ser más amigable, sin embargo para los niños, ser el más popular del colegio, por ejemplo, es un signo de éxito. Por lo tanto, aquellos niños que tienen pocos amigos, se sienten inferiores y apartados del resto.
- Complejos físicos. Suelen ser los más habituales ya que van relacionados con el físico y, por lo tanto, siempre es lo más inmediato y más susceptible de críticas. Llevar gafas, tener las orejas grandes o tener sobrepeso, son algunos de los más populares.
- Complejos intelectuales. Sacar buenas notas es el objetivo de todo estudiante, pero no siempre es así. Hay niños que tienen más capacidad, entrega o interés por los estudios, y los hay que su dedicación es la justa o no dan más de sí. Ellos son los que tendrán que oír aquello de «eres tonto» o «te falta un hervor».
¿Cómo podemos ayudarles?
Siempre se ha dicho que «los niños, ante una disputa, suelen ser especialmente crueles», y es cierto. Ellos saben encontrar ese punto débil en sus semejantes para hacerles el mayor daño. Si ven que un compañero se siente desplazado y herido por sus comentarios, seguramente seguirá haciéndolo, como símbolo de su supremacía. Al final lo que está consiguiendo es mermar en su autoestima y, posiblemente, herirla para el resto de su vida.
Los padres somos los que tenemos que estar atentos y enseñarles, desde bien pequeños, a convivir en la diversidad del ser humano, respetar y amar nuestras diferencias, y darles a entender que nadie está por encima de nadie. Es así como evitaremos que, al menos nuestro hijo, no sea el culpable del acoso al resto de sus compañeros.
Para el niño acomplejado es necesario proporcionarle estrategias, siempre pacíficas, que le ayuden a defenderse. Dialogar, proponer juegos, actividades con las que se pueda manejar bien o colaborar con los demás, pueden ser algunas de esas formas de sentirse más integrado y, por lo tanto, más liberado de esos incesantes complejos que tanto daño pueden hacerle.
Vía | Mamá psicóloga
Fotos | Difundir y Niños de ahora
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