Lenguaje inclusivo: ¿Cómo utilizarlo en el ámbito de la discapacidad?
La transformación social también tiene su reflejo en el lenguaje. Pero también es posible observar la conexión que existe entre ambos planos desde la otra perspectiva. Es decir, el uso consciente del lenguaje también forma y educa a la sociedad. Un hecho que queda de manifiesto en el uso del lenguaje inclusivo en el ámbito de la discapacidad.
El lenguaje inclusivo es un reflejo de la diversidad que existe en el ámbito social integrado por personas con características y cualidades únicas. El lenguaje inclusivo da lugar a una comunicación más constructiva en el ámbito de la discapacidad, puesto que deja atrás otros conceptos ya superados. Términos que en muchos casos arrastran una carga de dramatismo o negatividad.
Personas con discapacidad: un ejemplo positivo de lenguaje inclusivo
Existe un término muy inclusivo que es posible integrar en cualquier ámbito, por ejemplo, en la familia, en la educación y en el ámbito de la discapacidad: persona. En relación con esta última cuestión, es fundamental no etiquetar o encasillar a un ser humano por una condición, situación, característica o circunstancia concreta.
Una de las lecciones del lenguaje inclusivo es el reconocimiento y la protección de la dignidad de las personas por medio del uso de fórmulas que no tienen un tono limitante o despectivo, sino respetuoso. Por ejemplo, es recomendable hablar de «personas con discapacidad» (también es posible especificar de una forma más concreta cuál es el tipo de discapacidad que tiene la persona).
Es importante no infantilizar a las personas con discapacidad a través del lenguaje
La inclusión de las personas con discapacidad también puede fortalecerse por medio del lenguaje como una herramienta que abre puertas. Por ejemplo, el lenguaje inclusivo también tiende a corregir un error frecuente en la interacción con personas con discapacidad. A veces, es posible caer en el riesgo de la infantilización. Una infantilización que produce un efecto negativo puesto que no facilita el desarrollo de la autonomía personal y el reconocimiento de las capacidades específicas de cada persona.
El uso del lenguaje inclusivo es un aprendizaje activo y consciente puesto que puede ocurrir que una persona se sienta familiarizada con expresiones o términos que conviene dejar atrás para utilizar otros conceptos más adecuados. Es esencial poner en valor la labor de aquellos profesionales, asociaciones y entidades que trabajan en el ámbito de la discapacidad. COCEMFE es un claro ejemplo de ello puesto que alinea su misión, su visión y sus valores con la inclusión plena y real de las personas con discapacidad.
Y, en relación con la inclusión real de las personas con discapacidad, también encontramos una clara inspiración en las películas Campeones y Campeonex que, respaldadas por un gran éxito de taquilla, dejaron una huella muy positiva en la mirada de tantos espectadores que abrieron sus ojos a una realidad que, en muchos aspectos, es desconocida (porque está condicionada por prejuicios y estereotipos). La forma de hablar sobre una realidad concreta influye en la manera de abordarla o comprenderla. Por ello, el lenguaje inclusivo, en sus diferentes campos de aplicación, nos educa cada día en los valores de la integración, el respeto, la diversidad y la aceptación.
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