La lengua materna no se olvida nunca
Son muchas las teorías que giran en torno al mundo del habla de los bebés y su vinculación con esos sonidos que ya, desde el vientre, parece que escuchan. La voz de la madre, además de calmarle, también les impone un acento particular. Es así como los sonidos que utiliza la lengua materna, aunque a veces casi imperceptibles, quedan para siempre en el cerebro del bebé.
Al menos esto es lo que han podido demostrar unos científicos canadienses. El idioma que habla nuestra madre, independientemente del que luego utilicemos o aprendamos, parece que queda sellado a fuego en nuestro cerebro. Un misterio más para añadir a la larga lista de descubrimientos que se van realizando en ese universo que existe antes del nacimiento.
Grupos de niñas adoptadas en China, reconocían el mandarín como idioma
Un grupo de científicos de Montreal, en Canadá, han podido demostrar como el primer idioma que escuchamos se queda, para siempre, en nuestra memoria. Es así como esas palabras ya no se olvidan jamás, incluso aunque no sepamos su significado.
Para poder darle forma a esta teoría, los expertos tomaron como muestra a tres grupos de niñas, cuyas edades estaban comprendidas entre los 9 y los 17 años. Las dividieron en tres grupos: niñas adoptadas en China antes de que cumplieran los 3 años y que no tenían ni idea de chino y sólo hablaban francés; el segundo grupo era de niñas bilingües que hablaban francés y chino; y el tercer grupo lo componían niñas que sólo habían oído francés a lo largo de su vida.
El cerebro reacciona ante el primer idioma que oímos de bebés
El experimento consistió en ponerles una conversación en chino mandarín y comprobar qué zonas del cerebro se activaban al escuchar este sonido, para algunos totalmente ininteligible. Tanto en las del primer grupo como las del segundo, se comprobaban reacciones en su cerebro, concretamente en el hemisferio izquierdo, el que se encarga de procesar el lenguaje.
Para las chicas bilingües era lógica esa reacción pero para aquellas que no habían tenido con el idioma chino, salvo cuando eran bebés, resultaba un tanto sorprendente. De hecho, había niñas que habían sido adoptadas antes de los 6 meses de edad y, efectivamente, reconocían el chino aunque jamás hubieran tenido contacto con él.
En el caso de las niñas del tercer grupo, el que reaccionaba era el hemisferio derecho de su cerebro, el que recibe los sonidos pero no los ubica como lenguaje.
Vía | Ser padres
Fotos | Pekelandia y Univisión
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