Leer quince minutos cada día: 5 beneficios para los niños
El contacto con la experiencia de la lectura no está determinado por una regla de tiempo que se aplique en todos los casos. De hecho, es probable que el niño pase más minutos en contacto con el mundo literario si disfruta con las ilustraciones, personajes e historias que le acompañan. Sin embargo, existe un dato orientativo que puede servir como una referencia aproximada.
Un periodo de diez o quince minutos de lectura cada día, o durante varias jornadas de la semana, puede ser clave para construir los cimientos de un hábito que quizá evolucione en el futuro. ¿Qué ventajas aportan esos minutos de lectura a los niños?
1. Iniciación a la lectura de forma gradual
El tiempo descrito puede aumentar en diferentes etapas de la vida de un lector habitual. Pero es aconsejable acotar los minutos en la fase inicial para que el tiempo de lectura se adapte, además, a la capacidad de atención del niño.
2. Refuerzo de la comprensión lectora
La comprensión lectora incide positivamente en la asimilación del texto. Es clave para entender los conceptos e ideas principales. Y no solo en un cuento, sino también en la lectura académica que profundiza en las distintas asignaturas. El niño que lee de manera regular unos minutos cada día, se relaciona con nuevos términos que amplían su vocabulario habitual.
3. Familiarización con la lectura
Existen otras experiencias literarias que puede disfrutar el niño como, por ejemplo, escuchar audiocuentos. Pero el proceso y la dinámica que se enmarcan en el encuentro con el texto escrito son diferentes. La posición del lector también se diferencia de su rol de espectador cuando ve una película inspirada en una obra literaria. El hábito de la lectura requiere de una mayor implicación personal.
4. Un espacio breve que se integra en el ritmo de vida moderno
La aparente falta de tiempo es una de las justificaciones habituales que utilizamos los adultos cuando hacemos referencia a aspectos que deseamos, pero que no atendemos en la práctica. La gestión del tiempo, en ocasiones, también muestra su exigencia en la infancia. La agenda de algunos niños y niñas refleja diferentes objetivos semanales. Pues bien, leer diez o quince minutos cada día es una meta que, a priori, es alcanzable en muchos hogares.
5. El valor de la lectura no se mide en términos cuantitativos
Leer diez o quince minutos cada día no solo alimenta un hábito, sino que aporta una enseñanza importante: ofrece frutos a largo plazo.
Cada uno de esos minutos suma un espacio más amplio cuando se pone en conjunto con la totalidad de aquellos instantes que giran en torno a los libros. Sin embargo, el sentido de la lectura no se mide por el número de cuentos que descubre el lector a lo largo del año. Esos diez o quince minutos, a pesar de ser breves en apariencia, son muy valiosos por lo que representan.
Leer cinco, diez o quince minutos cada día, o durante algunas jornadas de la semana, forma parte de un camino que puede sentar las bases de un hábito duradero.
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