Lectura recomendada de la semana: Nana Vieja
Los vínculos familiares son fundamentales para que los niños crezcan de una forma feliz y equilibrada. Es importante que sepamos cuidar a nuestros hijos, no sólo en la parte física y fundamental de su crecimiento, sino también en aquella en la que se implican los sentimientos. La parte emocional, tan descuidada en la mayoría de las ocasiones, resulta vital para que nuestros pequeños se conviertan en seres equilibrados y más felices.
Pero a menudo sucede que ocurren hechos inexplicables, que aunque son totalmente lógicos y forman parte de nuestro ciclo vital, para los niños se convierte en uno de esos misterios que tantos quebraderos de cabeza les ocasiona. Las dudas, las preguntas, los sinsentidos… forman una argamasa que puede acabar empujándolos a un sentimiento de dolor ilimitado. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con el tema de la muerte, sobre todo si es de alguien tan cercana como una abuela.
Bastante complicado nos resulta a los adultos entender ciertos conceptos que, aunque son totalmente humanos, siguen dejándonos perplejos y con ese amargor de desesperanza en el mismo centro del corazón, como para tener que explicárselo a los niños. ¿Qué tenemos que hacer ante la muerte de un ser querido y cercano? ¿Cómo decirle a los más pequeños que su adorada abuela ha dejado de existir?
Los cuentos e historias infantiles nos pueden resultar de gran ayuda en esos momentos tan delicados. Este es el caso de «Nana Vieja», una preciosa historia con dos protagonistas fundamentales: una abuela y una nieta que inician un viaje fundamental.
Nana Vieja es una anciana que un día descubre que ya no tiene las mismas fuerzas de antes, le cuesta levantarse de la cama y parece que el mundo se la ralentizado. Vive junto a su nieta y lo comparten todo, tal es así que incluso las tareas de la casa las hacen juntas. Pero llega ese día en el apenas puede levantarse para desayunar, entonces decide poner sus cosas en orden e invitar a su nieta a un delicioso paseo. Es así como ambas descubrirán las maravillas que les rodean. Lo que la niña no sabe es que su abuela se está despidiendo dejándole el mejor legado: el amor por las cosas que le rodean, incluso las más pequeñas.
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