Lectura dialógica: qué es y qué beneficios aporta a los niños
La lectura de un libro adquiere formas diferentes. La lectura dialógica es un claro ejemplo de ello. Una propuesta que pone en el centro al propio niño. Más allá de la imagen tradicional de un adulto que lee un cuento a su hijo, este proceso refleja una situación diferente. El niño hace partícipe al adulto del contenido de la historia.
En definitiva, el peque adopta el papel de contador del relato. Eso no implica que la familia necesite esperar al momento en el que ya sabe leer para practicar esta metodología. Las ilustraciones de los cuentos infantiles transmiten una importante información visual. Y, además, es posible realizar una primera lectura del texto.
Características del proceso de lectura centrado en el diálogo
Como indica el nombre que describe esta forma de lectura, el diálogo es un ingrediente indispensable para facilitar la interacción durante el proceso de descubrimiento del relato. Un proceso que es compartido, ya que el adulto aporta un acompañamiento constante. Como adulto, puedes utilizar el instrumento de las preguntas para potenciar la comprensión lectora y la comunicación en torno a la historia. A través de los comentarios y aportaciones realizadas, el adulto transmite su interés por seguir desvelando las novedades de la siguiente página. Es el niño quien puede tomar el libro en sus manos.
El niño adquiere un papel principal en la historia. No solo como lector, sino también como protagonista al dar voz a la trama. Y, por tanto, aquel que acompaña se convierte en oyente del relato. Por tanto, es una metodología que muestra una alternativa distinta a la de un adulto que actúa como narrador y un niño que escucha con detenimiento la información. Esta experiencia, al igual que otros aprendizajes y vivencias que giran en torno al libro, es un complemento para fomentar la animación a la lectura. La lectura dialógica no solo puede enmarcarse en el hogar, sino también en el ámbito educativo.
Beneficios de la lectura dialógica
El niño adopta un rol activo durante el proceso. Adquiere un mayor nivel de implicación en la lectura. Una implicación que influye positivamente en la atención y la concentración. Propicia el encuentro en torno al libro, crea un espacio compartido que refuerza el vínculo afectivo. El acompañamiento del adulto también se hace presente a través de la escucha y las preguntas que expresan curiosidad y deseo de saber más.
La metodología indicada muestra un cambio de roles respecto a la imagen tradicional de un padre o una madre que lee un cuento a su hijo. La perspectiva de la situación varía, sin embargo, lo esencial permanece. La animación a la lectura, el amor por los libros, el aprendizaje de nuevas palabras, el desarrollo de la imaginación y la inteligencia emocional.
El adulto actúa como oyente, pero eso no significa que adopte un papel pasivo. Representa un rol activo durante el tiempo de lectura compartida como queda de manifiesto en las aportaciones realizadas que propician el diálogo con el niño. Un diálogo que refuerza el entretenimiento y el entendimiento.
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