Los lácteos en el embarazo ayudan al peso del bebé
Los alimentos que tomamos durante el embarazo son fundamentales para el desarrollo del bebé. Sin llegar a obsesionarnos ni tener que abandonar nuestros propios gustos personales, la alimentación se convierte en uno de los pilares fundamentales para que nuestro bebé crezca totalmente sano, pero también es cierto que, del mismo modo que algunos nutrientes es mejor evitarlos, también es importante potenciar otros de ellos.
Los alimentos lácteos son importantes en nuestra alimentación a lo largo de toda la vida, pero mucho más en el periodo de la gestación. Además de aportar elementos tan importantes como el yodo o la vitamina D, un nuevo estudio realizado en la Universidad de Granada, ha demostrado que aumentar la ingesta de lácteos en el embarazo reduce el riesgo de que el bebé tenga poco peso al nacer.
Menos consumo de lácteos, bebés con bajo peso
El peso del recién nacido es mucho más importante de lo que podemos imaginar. Tanto por defecto como por exceso, influye directamente en su desarrollo posterior y forma de adaptarse a este nuevo mundo en el que le toca vivir. Muchos estudios confirman que un bebé con bajo peso al nacer tiene un riesgo mayor de contraer enfermedades que aquel que se encuentra en su peso adecuado.
Este estudio, realizado en Granada con 1175 mujeres embarazadas y sin ningún problema de salud, acabó demostrando que aquellas que habían aumentado su dosis de lácteos a lo largo del embarazo, habían tenido bebés con un peso adecuado. De hecho, una de cada ocho o nueve embarazadas habían tenido bebés con bajo peso, precisamente aquellas que habían consumido menos lácteos.
El consumo ideal: 600 gramos de lácteos diarios
La media de productos lácteos que tomamos los humanos se encuentra en unos 500 gramos diarios, lo que equivale a dos vasos de leche, por ejemplo. Sin embargo, las recomendaciones para las embarazadas, es aumentar a una o dos raciones más: dos vasos de leche, un yogur y un trozo de queso.
Pero esta nueva investigación ha demostrado que la cantidad ideal sería de 600 gramos, lo que equivaldría a: dos vasos de leche y una porción de queso fresco de 125 gramos; o un vaso de leche, dos yogures y 200 gramos de requesón. Cuánto más aumentemos la dosis, menor será el riesgo de que el bebé tenga bajo peso al nacer, de hecho, y según las cifras que manejan, se podría llegar hasta el 40 por ciento menos de riesgo si se toman 900 gramos de lácteos diarios a lo largo de todo el embarazo.
Vía | DMedicina
Fotos | Coolmom y Vida lúcida
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