La primera experiencia en la peluquería
El primer día que debemos llevar a nuestro niño a la peluquería puede resultar todo un reto, tanto para él como para nosotras. Hay que pensar que todo es nuevo para él y que, en un principio, hay cosas que le pueden asustar. A fin de que nos resulte más fácil la experiencia e, incluso, divertida, es bueno tener en cuenta ciertos consejos.
Para tranquilizar al pequeño lo mejor es que se sienta protegido, así estaremos a su lado para que nos sienta cerca, además debemos explicarle lo que van a hacerle, enseñarle los utensilios, mientras se va familiarizando con el entorno. Si, además, le leemos un cuento o le hacemos gestos en el espejo o pequeños juegos, estará más distraído y no se pondrá nervioso.
El mejor momento para llevar al niño a la peluquería es cuando está despejado y bien despierto. Por la mañana, recién levantado y hasta un par de horas antes de la comida o por la tarde, después de la siesta. Importante: no ir con prisas. Es preferible, antes de sentarlo en el sillón, tenerlo un ratito paseando por el local mientras observa cada mínimo detalle: el secador, un rulo, los peines… Hay que pensar que para él es un mundo nuevo por descubrir y que, como todo lo desconocido, le puede crear temor.
Para los más inquietos hay una serie de trucos que os pueden ayudar a que la experiencia no sea demasiado traumática para ambos:
- Estar sentado, directamente, en el regazo de la madre o el padre.
- Si lo prefiere, dejar que se quede de pie.
- Empezar el corte por la parte superior, donde no hay riesgo de que la tijera llegue a la piel. Una vez se haya habituado continuar por la nuca y detrás de las orejas.
- Si no dejan de mover la cabeza, debemos sujetarles la cara con suavidad aunque con firmeza.
Vía | Ser Padres