La dicotomía entre la vida profesional y la maternidad
El ser humano puede observar diferentes dicotomías durante su existencia. La maternidad también parece plantear desafíos importantes en el campo profesional. Armonizar la vida familiar con la implicación profesional a largo plazo, con frecuencia, se transforma en un reto permanente que produce consecuencias directas como la carga mental. Una carga que causa la sensación de estar permanentemente pendiente de aquello que queda por hacer en el trabajo o en la vida familiar.
Cuando ambos planos se perciben desde la perspectiva de una dicotomía, se producen consecuencias inmediatas. Como, por ejemplo, este hecho puede influir directamente en la decisión de posponer el momento de formar una familia, más allá del deseo personal de vivir antes esa experiencia.
Cuando el equilibrio entre ambos planos es muy difícil de lograr
El desarrollo profesional y la vida familiar forman parte de la historia personal de muchas mujeres. Eso no significa que ambos planos alcancen un verdadero equilibrio en la mayoría de las ocasiones. La dicotomía tal vez no se resuelva de forma absoluta en algún momento. Sin embargo, existen decisiones que pueden potenciar una visión más unificada de ambos planos que tantas veces parecen irreconciliables.
Las decisiones que una mujer toma de forma proactiva tras convertirse en madre pueden transformar su futuro profesional. En ocasiones, surgen nuevas prioridades que se alinean con la búsqueda de un puesto de empleo que proporciona un horario flexible o que se desarrolla en una empresa que impulsa medidas de conciliación familiar.
En otros casos, el desarrollo profesional tras la maternidad se materializa por medio del emprendimiento. El teletrabajo o el trabajo híbrido son otras alternativas que pueden potenciar el equilibrio entre el horario laboral y el tiempo de vida familiar.
La dificultad para potenciar la atención plena en el trabajo y en la vida familiar
La dicotomía entre la vida familiar y el desarrollo profesional aumenta o se reduce en función del contexto, las oportunidades del entorno, la realidad personal y la propia suerte. Cuando dos planos parecen irreconciliables, la persona se divide constantemente a nivel interno. Sin embargo, es una variable que puede causar desgaste, sufrimiento e intranquilidad. Por ejemplo, la falta de sintonía entre ambos planos suele derivar en una contradicción frecuente.
La atención conecta con las necesidades de la vida familiar en algunos instantes del trabajo. Del mismo modo, la atención de los proyectos y tareas pendientes puede interferir en el nivel de presencia consciente durante el tiempo compartido en compañía de los seres queridos.
La dicotomía entre ambos planos también puede potenciar el perfeccionismo en el trabajo y en la vida familiar. Y el perfeccionismo no alimenta la excelencia sino la vulnerabilidad. Por ejemplo, puede hacer que una mujer se fije más en sus carencias o debilidades, que en su talento y sus fortalezas. A este respecto, conviene hacer referencia al impacto del síndrome del impostor que afecta a quien no siente que esté a la altura de la profesionalidad que presupone que debe mostrar quien realiza esa labor. Y convive con la sensación de inseguridad que le produce el miedo ante un posible error del que extrae, además, consecuencias negativas.
La dicotomía entre la maternidad y el desarrollo profesional se reduce a través de los cambios sociales que favorecen la armonía entre ambos planos.
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