Kodomo no hi: Día de los niños en Japón
Hoy 5 de mayo se celebra una fiesta muy importante en Japón, se trata de el Día de los Niños. En ella, toda la sociedad nipona, respeta la personalidad de sus hijos, del mismo modo que se celebra su felicidad. Un día en el que se suceden las celebraciones, tanto en el propio hogar como en las calles. Consiguiendo un protagonismo especial lo que se conoce como koinorobi, unas cometas en forma de carpa que representan a la familia.
El Día de los Niños, en Japón, tiene tras de sí una larga tradición. Según la cultura nipona, mayo es el mes de la purificación, por lo tanto muchos rituales de la antigüedad se celebraban durante estas fechas. Tras un periodo de oscuridad o recogimiento, mayo venía a traer toda la felicidad y la alegría, bien representada por los niños.
Una celebración milenaria
Aunque esta celebración es milenaria, por aquel entonces se celebraban dos días distintos para los niños y para las niñas. Los niños era el 5 de mayo, mientras que las niñas, su día nacional, era el 3 de marzo. Pero fue en 1948 cuando el gobierno decidió aglutinar ambas fechas en el 5 de mayo, día en el que había que expresar la gratitud a los más pequeños, pero también a sus madres. Es así como nació el Kodomo no hi.
La característica más peculiar de este día es ver como millones de cometas, llamadas koinorobi, ondean en el aire, ya sea en lugares públicos como en los propios hogares. Los koinorobi tienen forma de carpa, que en japonés es koi, y ha sido elegida por su fortaleza y valentía. Según una antigua leyenda, este tipo de pez, es capaz de nadar contra corriente en el río hasta llegar a una puerta mágica. El koi que logre traspasar esa puerta, se convertirá en dragón.
La gastronomía también acompaña en el Día de los Niños
Por eso los padres hacen ondear sus cometas, para desear felicidad, fortaleza y valentía a sus hijos. Otra tradición que se une a este día, es el que los padres se colocan el casco tradicional nipón, llamado kabuto, que simboliza a un niño varón fuerte y saludable.
Y como toda buena fiesta que se precie, la gastronomía también tiene que ser especial. Es muy tradicional tomar unos pasteles de arroz que están envueltos en hojas de roble o bambú, y que suelen ser dulces o saldados según el resto de ingredientes que les pongan, ingredientes que siempre tienen un símbolo, en este caso el roble y el bambú con los que los padres intentan transmitir, a sus hijos, valentía y fuerza ante los envites del destino.
Vía | Wikipedia
Fotos | Cometas al viento y Veobook
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