Jugar es una necesidad
El juego es una de las actividades más importantes que realizan nuestros hijos. Ellos juegan en forma instintiva y no debemos pensar que para ellos esta actividad es solo una función recreativa.
Desde ya que el juego para ser tal debe ser realizado con placer, pero además, es bueno que responda a dos motivaciones fundamentales del ser humano en desarrollo: la curiosidad y el progreso de las habilidades. Esto quiere decir que el juego es parte del instinto de conservación. La curiosidad que nuestros hijos tengan sirve para conocer cada vez mejor el mundo que los rodea. Y las habilidades que vaya adquiriendo están relacionadas a desenvolverse en el mundo que los rodea.
Por tales motivos, el juego no es sólo un placer, también es aprendizaje. Es más, sin juego no hay aprendizaje. Pero además, tampoco hay satisfacción emocional ni salud mental. Así que el juego no es un lujo sino una necesidad básica, tanto como el amor y su alimentación.
Cuando cumplen un año de edad, el niño ha progresado mucho en dos habilidades: desplazarse por sí mismo y poder manipular algún objeto. A esta edad le dan mucha curiosidad los tamaños, las formas, lis colores, sabores, olores, texturas, durezas, pesos, sonidos, etc. Todas esas cosas tan evidentes para nosotros, son nuevas y sorprendentes para los niños que necesitan descubrirlas, experimentarlas y explorarlas.
Por eso es bueno poner al alcance de nuestros hijos una serie de juguetes y objetos llamativos. Los juguetes tienen que ser ricos en colores, formas y sonidos. Y nonos extrañemos si su juego consiste sobre todo en explorar y desarmar esos mismos juguetes y con frecuencia darles un uso diferente al esperado.
Les gustan mucho los juguetes de construcciones con piezas grandes y de vivos colores, de madera o plástico, libros de imágenes lo bastante resistentes, muñecos, autos para arrastrar por el piso. Los vehículos en general les encantan.
Por esta razón lo solo hay que comprarles los tradicionales juguetes. También podemos recurrir a muchos objetos que los distraen, revistas viejas papeles que puedan destrozarse, cajas de cartón, recipientes de cocina, trapos de colores, agua.
Fuente | Ahora Mamá