Juegos y juguetes para niños: cuál es la diferencia entre ambos
Juegos y juguetes tienen una gran relevancia desde el punto de vista educativo. En ocasiones, se utilizan como si su significado fuese idéntico en la práctica. Sin embargo, no son sinónimos, sino dos ingredientes complementarios que forman parte del universo creativo infantil. La acción de jugar es un verbo que hace referencia al acto desarrollado en sí mismo. Se presenta como un proceso en el que existe un comienzo, una evolución y un desenlace. Adquiere múltiples formas en la rutina cotidiana, puesto que se disfruta en soledad o en compañía.
Juegos y juguetes se complementan
El juguete, por el contrario, es un artículo material que ha sido elaborado siguiendo la normativa de seguridad indicada en cada caso. Hay juguetes de múltiples temáticas diferentes. Inspiran ideas de regalo en cumpleaños infantiles, celebraciones especiales y Reyes Magos. Un juguete, por tanto, puede presentarse en un envoltorio bonito. Juguetes y juegos no son términos sinónimos, sino complementarios. De hecho, un buen juguete es aquel que propicia numerosos momentos de diversión y entretenimiento, es decir, de juego.
Los niños interactúan con los juguetes durante algunos de los momentos de juegos. Aunque ambos elementos tengan una función complementaria, no significa que siempre se den unidos a modo de causa y efecto. Por ejemplo, visualiza esos instantes de entretenimiento en los que la diversión no depende de un artículo específico. De este modo, podemos establecer otra diferenciación. Un juguete es un medio, un instrumento práctico. Es decir, su verdadero valor está en relación con la finalidad con la que se utiliza. Por ello, cuando eliges un juguete para regalar a un niño es recomendable que selecciones aquel que se alinea con el desarrollo y el crecimiento infantil. El juego feliz, por el contrario, es un fin en sí mismo. Es decir, es un bien necesario, positivo y saludable.
La diferenciación existente entre juegos y juguetes también es clave para poner el acento en el valor de las experiencias. Cuando se sorprende al bebé de forma frecuente con un exceso de juguetes, se identifica el juego con el materialismo. Sin embargo, como hemos indicado previamente, el juego es una acción. Y, en ocasiones, ni siquiera se basa en el uso de medios específicos. El acto de jugar hace referencia a la actividad que se lleva a cabo. Son términos que están tan íntimamente relacionados que un buen juguete incrementa la calidad del tiempo de ocio. Es decir, repercute positivamente en el juego en sí mismo.
La elección de juegos educativos mejora la educación a través del juego
Por otra parte, es el tiempo de juego el que incrementa el valor de un juguete. Aquellos artículos que pasan desapercibidos para el niño no alcanzan su verdadero potencial de entretenimiento. Por el contrario, su juguete preferido tiene un elevado significado emocional, precisamente, porque es un bien con el que el niño interactúa durante mucho tiempo. Disfruta, se ilusiona y se entretiene. Es decir, crea un pequeño universo de ocio en torno a esa propuesta que tal vez recuerde, incluso, en la etapa adulta.
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