Juego funcional o de ejercicio: ¿Qué es y qué beneficios ofrece?
El juego forma parte de la vida de los niños en cada una de las etapas de su crecimiento. La propia experiencia del juego presenta un proceso de aprendizaje gradual. La experiencia más sencilla del juego adquiere un valor funcional. Describe el entretenimiento que los bebés disfrutan hasta que cumplen 2 años, aproximadamente.
En este periodo, se produce un tiempo de exploración y conocimiento del entorno. El niño interactúa con aquellos elementos que le rodean. Por ejemplo, toma un artículo entre sus manos y, después, lo suelta. Existe un aspecto que está muy presente en esta fase: el efecto de la repetición. Realiza esta dinámica en momentos distintos, sin embargo, cada experiencia muestra una misma secuencia.
Propiedades del juego funcional o de ejercicio
La característica de este tipo de juego sensoriomotor es que, más allá de su sencillez, entretiene al niño. Además, el factor sorpresa no está vinculado a un producto específico, sino a la experiencia en sí misma. Lo esencial de este proceso no reside en el juguete utilizado, sino en el descubrimiento del mundo. Es decir, el entorno estimula los sentidos de un niño que responde de forma proactiva para desvelar la realidad a través de la vista, el olfato, el oído y el tacto.
Este tipo de juego también propicia el movimiento del bebé. De hecho, esta forma de ocio está vinculada con el ejercicio de repetir un mismo guion en numerosas ocasiones. Y, más allá de la repetición, el niño encuentra una constante ilusión en esta rutina.
Existen juegos de ejercicio en los que el niño no utiliza ningún otro elemento. Gatear o balancearse son dos experiencias corporales que se enmarcan en este concepto. Por otra parte, existen dinámicas en las que el niño comparte tiempo de calidad con su madre o con su padre. Por ejemplo, sonreír es una experiencia vital. ¿Por qué repite una y otra vez un mismo patrón de comportamiento en torno a un juego? Porque encuentra un estímulo que le motiva.
¿Cuáles son los beneficios del juego funcional o de ejercicio?
En primer lugar, forma parte del proceso de desarrollo infantil. El niño adquiere experiencias significativas en el descubrimiento del mundo y, a su vez, estas vivencias nutren su autoestima. Este tipo de juego fomenta la comunicación y las habilidades sociales.
Este es un juego sencillo pero muy importante: el niño ejercita la observación, manipula los objetos que tiene a su alrededor y protagoniza vivencias que le resultan agradables. Esta es una fase de preparación para descubrir en etapas posteriores otras formas de entretenimiento más elaboradas. Por último, como hemos comentado previamente, estas experiencias propician el movimiento. Por ello, este juego favorece el desarrollo del equilibrio en el bebé, como hemos indicado, en experiencias corporales concretas como el gateo.
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