Juego dirigido: ¿Qué es y qué beneficios aporta a los niños?
El juego no está condicionado por el factor estacional, ya que todas las épocas del año invitan al placer de este entretenimiento. Los juegos dirigidos son aquellos que los niños realizan en presencia de un adulto. Dicho adulto acompaña, guía y orienta al grupo durante el desarrollo de una actividad.
Estas dinámicas, por tanto, están reguladas por objetivos claros, principios y normas básicas. ¿Cuáles son los beneficios que el juego dirigido aporta a los niños?
1. Complementa el juego libre
La experiencia del juego libre se amplía con la referencia de un contexto que está regulado por unas orientaciones básicas. En el primer caso, existe un mayor nivel de espontaneidad. En el segundo caso, mejora el nivel de concentración para lograr un objetivo de forma intencional.
2. Une al grupo
A través de esta experiencia, el niño interactúa con otros compañeros que intervienen en este pasatiempo. Este tipo de entretenimiento pone en valor la importancia del “nosotros”: propicia la interacción, la convivencia, el desarrollo de las habilidades sociales y el encuentro. El adulto, que acompaña a los niños durante el proceso de la actividad, también une al grupo.
3. Desarrollo de una estrategia
El juego dirigido alimenta la motivación a través del cumplimiento del objetivo final. Pero el nivel de diversión no se limita, únicamente, al momento en el que esta dinámica llega a su meta final. El proceso está marcado por el aprendizaje vivencial, la superación de los errores, el refuerzo de los aciertos, el perfeccionamiento de habilidades y la práctica de una estrategia.
Como hemos comentado anteriormente, este es un juego que los niños llevan a cabo, generalmente, en presencia de un adulto. Él ayuda a los peques a asimilar la información sobre la dinámica de la actividad y a superar los obstáculos que se presenten durante la misma.
4. Aprender a ceder
El juego libre propicia la elección de la actividad que más apetece al niño en cada momento. Es una elección que parte de la espontaneidad y la personalización en su máxima expresión. Pero las relaciones sociales se afianzan a partir del encuentro con el otro. Y los juegos dirigidos acogen a todos aquellos participantes que hacen posible ese proceso de interacción.
5. Inteligencia emocional
Este es un juego que se lleva a cabo en un grupo y, por tanto, las emociones agradables están muy presentes durante el desarrollo de toda la actividad. Los participantes ejercitan el compañerismo, cultivan la empatía, alimentan la perseverancia para alcanzar la meta, disfrutan de una ilusión compartida…
Los niños manifiestan su autonomía a través del juego libre, pero también lo hacen mediante el refuerzo positivo de un juego dirigido que aporta un entorno seguro para desarrollar las habilidades, las competencias y las destrezas personales. Este es un juego que está alineado con unas expectativas claras, unos objetivos determinados y una planificación previa.
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