Es importante informar al pediatra de las terapias alternativas que damos al niño
Aunque los tratamientos naturales han existido desde tiempos inmemoriales, parece que en la actualidad han tomado una gran importancia, no solo en el tratamiento para adultos, sino también en el de nuestros niños. Comercializadas como totalmente inocuas, a la vez que eficaces, podemos encontrarlas, de manera habitual, en cualquier farmacia, parafarmacia o, incluso, supermercados.
De venta libre y sin necesidad de consejo médico, nos prometen paliar ciertos problemas de salud, pero ¿son tan eficaces como prometen? Sea cual sea el resultado, e incluso aunque se trate de una panacea, es necesario que el pediatra de nuestro niño esté informado ya que podría tener consecuencias negativas con la medicación convencional.
Los padres no lo dicen por miedo a sentirse ridiculizados o censurados
Un informe realizado en Estados Unidos, y que bien podría extrapolarse al resto de países desarrollados, ha puesto de manifiesto el aumento de estas terapias alternativas en el mundo de la salud infantil. Del mismo modo que se ha comprobado que la mayoría de los padres no lo comunican a su pediatra cuando acuden a él. Al parecer, las causas de esta omisión, se debe a miedo por ser censurados o por sentirse ridículos ante el facultativo.
Sin embargo, los propios pediatras necesitan esta información para valorar, también, de qué forma participan estas alternativas en la curación del niño. Aunque, por contra, una valoración en la formación de los pediatras ha descubierto que una gran mayoría de ellos no conocen nada acerca de estas terapias, por lo que necesitarían una información más profunda para poder valorar sus resultados y las consecuencias que puede tener en la curación.
El 50 por ciento de los niños con enfermedades crónicas usan medicina alternativa
Según las estadísticas que aparecen en este informe, realizado en el Centro de Medicina Integral de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, durante los últimos 5 años, el 12 por ciento de los niños usaron terapias alternativas a la medicina tradicional. La mayoría de ellos era para tratar dolores de espalda, de cuello, resfriados, ansiedad, estrés, dolores musculares e hiperactividad.
En cambio, esta cifra subió al 50 por ciento cuando los niños presentaban problemas de salud crónicos. Asma, migrañas, epilepsia, celiaquía u otras complicaciones estomacales, respiratorias o coronarias.
La interacción entre ambos medicamentos puede causar problemas graves
El gran problema está en que hay ciertos productos de la medicina natural que, al parecer, son incompatibles con los fármacos recetados por médicos. Otros, en cambio, a pesar de presentarse como complementos nutricionales, contienen sustancias que, tomadas en dosis altas, pueden perjudicar al organismo, tales como mercurio, plomo o arsénico. Esto es debido, en gran parte, al poco control de calidad que existe para estos productos.
Pero la conclusión más impactante a la que han llegado los investigadores, es que la interacción entre ambas medicinas puede causar problemas de toxicidad, aumentando de forma drástica los efectos del medicamento recetado por el médico. Por eso, el consejo más importante que pueden darnos es informar al pediatra de la terapia que le estemos aplicando a nuestro hijo ante cualquier enfermedad.
Vía | Medline Plus
Fotos | Pixabay
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