II. Ortopedia, los pies del bebé

Muchos niños permanecen con el pie plano, pero hoy día es sabido que este no es un impedimento para caminar y correr con normalidad y en muy pocos casos es necesario recurrir al tratamiento ortopédico; por este motivo es necesario acudir con frecuencia al pediatra, para que remita al niño al especialista a tiempo, en caso de necesitarlo, o informar a los padres si la anomalía se corregirá por sí misma.

Existen otro tipo de malformaciones en el pie, que son poco frecuentes pero que no se corrigen sin tratamiento; algunas son evidentes desde el nacimiento y otras se notarán a medida que el niño crece. El tratamiento puede consistir en cierta inmovilización, calzado especial o cirugía correctiva.
Los padres no deben forzar al bebé a usar zapatos cuando aún no los necesitan, ni simular caminatas induciendo al pequeño a hacer malas fuerzas con sus piernas y cadera, que le pueden resultar nocivas; los pediatras recomiendan que los pequeños utilicen zapatos entre los 10 y 18 meses, cuando empezarán a caminar y a necesitarlos.

Al escoger zapatos para el niño, debe primar la comodidad por encima de la “belleza”; el pequeño necesita zapatos que no aprisionen sus pies, con suela antideslizante que le de mayor agarre al suelo, preferiblemente altos para que protejan el tobillo y con una leve insinuación de arco, que contribuya al desarrollo natural del arco plantar del bebé. El piecito crecerá rápidamente, así que deben cambiarse de zapatos a unos más grandes, aunque no los haya gastado mucho.

Dentro de casa, el niño puede caminar descalzo si lo desea, para que descanse de los zapatos y su pie se adapte directamente al suelo. Es importante visitar cuanto antes al pediatra si el pequeño presenta alguna dificultad al gatear, cojera, diferencia en tamaño o grosor de las piernas o pies, dolores en piernas o cadera, o si no logra caminar pasados los 15 meses.

Vía l La dosis

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