El huevo de Gran Hermano y la necesidad de educación

Hace unos días ví un vídeo de una concursante de GH12 que preguntaba si de los huevos fritos que nos comemos pueden salir gallinas. Según le entendí, ella pensaba que los huevos de los que sale un pollo contienen pollitos diminutos. Es decir, no tiene ni idea no de pollos o huevos, sino de reproducción. Es lo mismo que si se asombrara por ver que un bebé fue en un principio un conjunto de células.

Como este hay muchos casos en televisión y fuera de ella. Gente que ha superado la adolescencia y no sabe de donde sale la lana o las lechugas, que no sitúan París en un mapa o peor, no saben que Canarias es un archipiélago. Parecen exageraciones pero sólo hay que prestar un poco de atención a las conversaciones en el autobús o en el parque. Es normal que a una generación le parezca que la anterior tiene menos cultura, pero no es lo mismo no saber la lista de los reyes godos que no saber que en Galicia llueve más que en Almeria.

Cada vez que oigo alguna barbaridad del tipo del huevo me asusto. Es gente que ha ido al colegio y en algunos casos incluso tienen titulaciones universitarias. Si esa es la cultura de los adolescentes (generalizando) y cada vez se pierde más, ¿qué no sabrán el día de mañana los que ahora son niños?. Y, ¿hasta que punto se pueden complementar las carencias de la educación formal?.

Estoy convencida que gran parte del trabajo se hace en casa. Tenemos que escuchar a los niños y hablar con ellos, resolver sus dudas, enterarnos de lo que no sabemos para poder transmitirlo, darles los medios para tener experiencias y facilitarles la cultura. Cuanto más conozcan más querrán saber y esas tremendas lagunas se irán rellenando. Los niños son curiosos por naturaleza, deberíamos fomentarlo en lugar de acallarlo. Yo siento vergüenza ajena con algunas de estas cosas y no me perdonaría que fuera uno de mis hijos el que con 18 años no supiera como respiran las plantas.

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