Historia de Halloween (I)
Alrededor de Halloween se tejen todo tipo de asociaciones macabras, pero vale la pena retroceder un poco en el tiempo, para comprender el origen de la fiesta y cómo con el tiempo su significado se transformó hasta nuestros días. La celebración se remonta a las fiestas del fin del verano de los pueblos Celtas, llamadas Samhain, que iniciaban el 31 de octubre; su importancia radicaba en que organizaban el ciclo del trabajo en el campo.
Allí se festejaba en torno a la cosecha y la fertilidad de la tierra; los pueblos Celtas respetaban profundamente el mundo espiritual y agradecían en esta celebración, el amparo de las fuerzas naturales y de sus antepasados, quienes velaban para que la comunidad tuviese el sustento necesario, los protegían y renovaban el entorno para comenzar nuevamente el ciclo de trabajo.
La noche del fin del ciclo era muy especial, y se consideraba abierta la frontera entre el mundo material y el espiritual alrededor de la celebración; se utilizaban máscaras, se encendía una hoguera general, de la cuál se llevaba el fuego para cada casa. Las casas se adornaban con hermosos frutos y vegetales por ser el tema de la celebración.
Con la expansión del imperio Romano por el Mediterráneo hasta tierras de dominio Celta, las festividades del pueblo invadido fueron asumidas y comenzó a transformarse el significado, al unirse con el festejo de Pomona, por estar relacionado con la cosecha y el campo. Más tarde, el cristianismo señaló con el término de “paganas” a todas estas celebraciones en torno a deidades o fuerzas diferentes a Cristo.
Imagen | Los Celtas