La hipoalimentación en el recién nacido
El peso medio de un bebé recién nacido es de unos tres kilos. Durante los primeros días la leche materna no es suficiente para mantener ese peso por lo que, en la mayoría de los casos, el niño suele perder la décima parte de su peso al nacer, cantidad que se recupera, por regla general, al final de la segunda semana. En esos primeros días sólo el aumento en el peso nos demuestra que el pequeño se está alimentando adecuadamente, por eso es tan importante seguir un seguimiento exhaustivo en los gramos que va ganando. Un niño bien alimentado doblará su peso al quinto o sexto mes de vida. Para cuando cumpla su primer año, lo habrá triplicado.
La hipoalimentación consiste en la alimentación escasa en relación a las necesidades energéticas del bebé. Esta disfunción se manifiesta en el no aumento en el peso del pequeño e incluso, en algunas ocasiones, en la pérdida de algunos gramos. Además la criatura se manifiesta especialmente nerviosa, irritable y con falta de energía. Los síntomas principales que nos demuestran que nuestro bebé no está bien alimentado son: estreñimiento, insomnio y llanto excesivo.
De todos modos hay que tener en cuenta que no todos los niños son iguales y, por lo tanto, tampoco sus necesidades. Pero sí que hay elementos comunes que nos pueden dar ciertas ideas sobre los valores nutritivos que está recibiendo nuestro niño. A simple vista, el bebé presenta un aspecto débil, la piel pálida y su cuerpo presenta una flaccidez mayor de lo habitual.
Las causas pueden residir en que la madre no tenga suficiente leche o el niño no tiene bastante fuerza para succionar. También podríamos encontrarnos ante cualquier deformidad o problema en la boca o nariz del pequeño, en este caso tendrá que ser el pediatra el que examine a conciencia al pequeño para determinar cuales son las causas. Si el problema estuviera en la escasez de la leche materna o, incluso, en la baja o nula calidad nutritiva de la misma, tendríamos que plantearnos ayudarle con la lactancia artificial.
Vía | Cosas de Bebés
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5 comentarios
Quien ha escrito este post debería informarse bien de lo que es la lactancia, pues ha caído en un par de mitos erróneos acerca de la misma que pueden desinformar a muchas mamás que acuden a este magnífico blog. Es una pena que artículos tan mediocres como éste desluzcan el trabajo diario y un montón de artículos que merecen la pena tener en cuenta. Concretamente, en el primer párrafo da la sensación de que si un recién nacido pierde peso la primera semana está hipoalimentado y no es así. Toda la vida los recién nacidos han perdido peso. Esto es porque el calostro, si bien es muy rico en nutrientes que el bebé necesita entre otras cosas para reforzar su sistema inmunológico no tiene apenas grasa, con lo que no engorda. Pero enseguida es reemplazado por la leche que tiene todo lo que el bebé necesita para crecer gordito y sano. En el último párrafo da como razón para pasarse a la leche de fórmula el que la leche materna sea de baja o nula calidad nutritiva. Esto es immposible, pues la leche materna siempre es nutritiva. No se tiene buena o mala leche, siempre es buena. Para completar este artículo habría que realizar otro versado en la sobrealimentación que se les impone a los bebés alimentados con biberón, que de esto apenas se habla y es tan perjudicial como lo otro. Gracias.
Mónica: Lamento que no te haya gustado el post, no siempre podemos acertar. En realidad la pérdida de peso de los bebés en las primera semana se debe al alto consumo de energía al que se enfrentan al nacer. La habituación a la alimentación cuenta también pero mucho menos. La leche materna deja de ser nutritiva en el momento en que no aporta al bebé lo que necesita, sea por el motivo que sea. De todas formas será la madre aconsejada por el pediatra quien decida si seguir o no con la lactancia, e incluso si comienza o no. No está en nuestro ánimo fomentar la lactancia artificial, como tampoco lo está criticar a quien lo hace. Gracias por tu aportación, un saludo.
Hay dos frases con las que no estoy de acuerdo:
«Durante los primeros días la leche materna no es suficiente para mantener ese peso por lo que, en la mayoría de los casos, el niño suele perder la décima parte de su peso al nacer» … Esto no es cierto, hay calostro en cantidad suficiente, pero se debe de facilitar la lactancia poco después del parto e informar a la madre que debe de ofrecer el pecho con frecuencia. Además, hay que vigilar la postura y la succión. Mis hijas perdieron sólo 60 gr. en la estancia hospitalaria, al día siguiente del alta ya estaban ganando peso y con 12 días habían engordado lo que se suponía que debían haber ganado en un mes, para sorpresa de la pediatra. Eso sí, mamaron eficaz y abundantemente día y noche.
Otra frase con la que discrepo:
«Si el problema estuviera en la escasez de la leche materna o, incluso, en la baja o nula calidad nutritiva de la misma, tendríamos que plantearnos ayudarle con la lactancia artificial» Hay muy poquitos casos de verdadera hipogalactia, por ejemplo, por problemas de tiroides o por medicaciones durante el momento del parto que han podido interferir. Pero en el peor de los casos podemos conseguir una lactancia mixta.
No existe la leche de baja o nula calidad. Es un mito urbano.
Leed esto atentamente:
http://www.aeped.es/lactanciamaterna/rpmf2.htm
http://www.aeped.es/pdf-docs/lacmat.pdf
Desireé: precisamente lo hermoso de la sociedad en la que vivimos es poder discrepar con libertad, haciendo de nuestras experiencias un lugar común de íntimos y particulares conocimientos. Los dogmas, las tesis doctorales y las leyes intocables, quizás pertenezcan al mundo de la perfección. Por suerte somos seres libres, únicos y responsables y, por ello, maravillosos. Cada cual, según sus vivencias, va creando su propio libro de vida y el mejor don que podemos recibir de nuestros padres y entregar a nuestros hijos, es el respeto y la tolerancia hacia los demás.
Gracias, como siempre, por compartir tus conocimientos con nosotras. Un saludo.
Información errónea que carece de todo soporte cientifico y académico. Es triste que se cree este tipo de desinformación que lo único que hace es desorientar al lector y adoptar medidas incorrectas en la alimentación del bebé y por ende interferir de forma negativa en su crecimiento y desarrollo.