Hipertiroidismo y embarazo
Hace unos días ya os hablábamos de las funciones desarrolladas por la tiroides y su importante labor durante el embarazo. Ya que de ella depende la producción de hormonas básicas para el perfecto desarrollo del bebé, debemos estar atentas a su funcionamiento y ante cualquier signo de alarma que nos pueda alertar sobre cualquier desequilibrio.
El hipertiroidismo se caracteriza por la producción en exceso de la hormona tiroidea (tiroxina) como consecuencia de una hiperactividad de la glándula tiroides. Este trastorno puede ser causado por diversos factores como la enfermedad de Graves, exceso de yodo o tiroiditis que es la inflamación del tiroides. La que viene asociada al embarazo, generalmente, es la enfermedad de Graves. Este trastorno suele ser hereditario y está catalogada como una disfunción del sistema inmunológico.
Los síntomas más generalizados del hipertiroidismo son: irritabilidad, nerviosismo, debilidad muscular, pulso acelerado, cabello fino y quebradizo, pérdida de peso, hipertensión y sensibilidad visual a la luz. Si además está asociado a la enfermedad de Graves aparecerán otros síntomas como un abultamiento en el cuello y engrosamiento en la zona de la barbilla.
Saber si se está padeciendo hipertiroidismo se consigue mediante un análisis de sangre. Una vez se ha determinado si es así, el ginecólogo receta una serie de fármacos que ayuden durante este proceso pero sin llegar a perjudicar al bebé. Rara es la vez que se ha recurrido a la cirugía para extraer parte del tiroides durante la gestación. De no ser tratado existen graves riesgos para la salud del niño, entre ellos puede causar un parto prematuro o preeclampsia (hipertensión durante el embarazo). En algunos casos de mujeres medicadas por hipertiroidismo puede que su bebé nazca presentando un pequeño bocio (agrandamiento de la glándula tiroidea) que desaparecerá solo a los pocos días.
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