Heridas emocionales en la infancia: definición, ejemplos y causas

Las heridas son visibles cuando se producen en la piel. Sin embargo, el impacto de un golpe también puede tener una dimensión interior. Existen numerosas circunstancias y situaciones que causan un efecto en el desarrollo emocional de los niños. Algunas sensaciones pueden incluso crear una huella a largo plazo. Las heridas emocionales son la expresión de la naturaleza holística del ser humano que va más allá del ámbito corporal.

Algunas heridas emocionales que se contextualizan en la infancia interfieren en la autoestima, las decisiones o el propio modo de afrontar el presente en la etapa adulta. En Uno más en la Familia enumeramos algunas de esas heridas que es positivo que conozcas como padre o madre.

1. Temor ante el abandono

Algunos niños han experimentado una sensación de abandono, incluso estando cerca de otras personas de referencia. La sensación de vacío es muy compleja, puesto que puede producirse a partir de la desconexión que existe en un vínculo afectivo de referencia. ¿Qué impacto produce esta herida emocional en la etapa adulta? Aumenta el riesgo de que el adulto permanezca en relaciones que muestran algún tipo de dependencia.

2. Temor ante el rechazo

Las diferentes heridas emocionales reflejan algún tipo de carencia. En este caso concreto, el ejemplo mencionado hace referencia a la falta de aceptación incondicional que experimentó el niño en algún momento. Y el vacío que deja esa experiencia puede derivar en la búsqueda permanente del reconocimiento externo como medio para encontrar aprobación, buscar la felicidad y recibir cariño.

3. Temor ante la injusticia: directamente relacionado con el estilo educativo

Las diferentes heridas emocionales no siempre remiten de forma objetiva a hechos concretos que producen un impacto de manera lógica en forma de causa y efecto. El dolor experimentado también puede estar en relación con la interpretación subjetiva de varios sucesos que derivan en una conclusión negativa. En el caso concreto del temor a la injusticia conviene mencionar que una educación autoritaria incrementa su riesgo.

Desde el punto de vista del adulto, el criterio de la rectitud, el deber y las altas expectativas están muy presentes en aquellos padres y madres que aplican este tipo de crianza. Sin embargo, desde el punto de vista infantil, surge una visión diferente: el hijo siente que, no importa cuánto se esfuerce, nunca consigue estar plenamente a la altura de las expectativas de sus padres.

4. Miedo a la traición: el impacto del engaño y la decepción

Las traiciones que más duelen son aquellas que se producen en vínculos de máxima confianza. Y existen acciones concretas que a veces se relativizan y que, sin embargo, pueden derivar en una sensación de engaño. Piensa, por ejemplo, en el efecto de numerosas promesas incumplidas (que tienen un significado importante para el niño). En ese caso, cuando la palabra no se concreta en una acción real, puede surgir la semilla del engaño.

Las heridas emocionales de la infancia pueden perdurar en mayor o menor medida en la etapa adulta. Y es posible tomar conciencia de su impacto tras la formación de una familia. En ese momento, cuando eres padre o madre, el pasado también puede volver a ti con más intensidad.

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